1004 [ángel]

First Time

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—JeongHan, ¿entendiste?

—Si —dijo aún sollozando.

—Mi angelito, es por tu bien.

El pequeño JeongHan limpió sus lágrimas con el dorso de su mano y continuó sollozando en silencio.

Su madre dejó un beso en su frente para luego retirarse. Aquel angelical pequeñín se quedó en el patio trasero de su casa sentado en las escaleras.

—¿Quieres un dulce? —JeongHan miró al dueño de la voz—. Tengo dos, si quieres te puedo dar uno.

—G-gracias —dijo extendiendo su mano para recibir el caramelo.

—¿Por qué lloras?

—Que te importa.

—Te pregunto porque me importa —después de unos segundos por fin suspiró y se animó a hablar.

—Mi mamá me ragañó porque crucé la calle solo y sin mirar.

—Eso no lo debes hacer.

—Ya sé —miró al otro niño con un gesto de molestia.

—¿Y por qué lo hiciste? —se quedó en silencio—. No importa, ¿quieres ir al parque?

—JeongHan asintió—. ¿Lo ves? Cruzas la calle sin mirar y solo, hablas con extraños, les recibes dulces y ahora vas a ir al parque conmigo. Eres irresponsable —nuevamente se llevó esa mirada fría—. No importa, solo pide permiso.

—Ya no quiero ir.

—Yo sé que quieres, anda, vé.

El pequeño no se equivocaba, JeongHan se moría por ir al parque, fue como si le leyera la mente. Se puso de pie y fue a buscar a su mamá, ella estaba un poco arrepentida de haberle gritado a su ángel por lo que aceptó.

—Tengo que volver en una hora.

—Bien, en 59 minutos estaremos aquí —ambos niños empezaron a caminar en dirección al parque.

Cuando llegaron subieron a los columpios y se balancearon lentamente. JeongHan vestía un pantalón corto con tirantes, una camisa de vestir ad hoc a su edad y unos zapatos brillosos color negro, mientras el otro niño vestía un pantalón negro, al igual que sus zapatos y una camisa blanca. Después de unos minutos de silencio el extraño decidió hablar.

—¿Por qué has estado llorando mucho últimamente? —el pequeño miró al desconocido y un leve sonrojo invadió sus mejillas. Esos preciosos orbes chocolate lo estaban mirando fijamente.

—Hace un mes le di un beso en la mejilla a otro niño y la profesora de mi escuela le dijo a mis papás y ellos me regañaron.

—¿Te gustan los niños? —las mejillas de JeongHan se tiñeron de rojo vivo.

—S-si, ¿tiene algo de malo?

—No, no tiene nada de malo.

—Entonces, ¿por qué todo el mundo me juzga?

—Hablemos de otra cosa.

—Bueno.

—¿Quieres jugar a las atrapadas?

—Si, porqué no.

—¡Tu atrapas! —el pequeño bajó del columpio y comenzó a correr. JeongHan por instinto lo persiguió.

—¡Eso no es justo!

El ambiente fue invadido por un mar de risas. Ambos chiquillos jugaban divertidos en aquel parque.