**Capítulo 48**

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Natasha se encontraba acostada en su cama, sentía que sus ojitos se cerraban con cada caricia que recibía en su cabeza, las sábanas suaves y calientitas le daban calor a su cuerpo, y un olor agradable le ayudaba a relajarse.

Su respiración era pausada como muestra de la tranquilidad que sentía en estos momentos, unos suaves y regordetes dedos jugaban con sus castaños mechones, la comodidad del momento ocasionaba que aún no quisiera dormirse, razón por la cual luchaba para mantenerse despierta.

Gulf había notado a su cachorra un poco decaída los últimos días, ya no sonreía como antes, si lo hacía su sonrisa era débil, el brillo en sus ojitos había perdido vida, el omega se sentía mal, su hija era lo que más amaba en este mundo y el simple hecho de saber que cada vez se deprimía mas, le traía una sensación amarga a sus días, como si estuviera fallando en su deber como padre y omega.

Ahora con ambos padres separados Natasha había entendido que su familia perfecta y amorosa ya no sería la misma, ahora la dejaban más tiempo sola, se sentía abandonada hasta en cierto punto, pues ahora Gulf trabajaba y ya no pasaba tiempo con él, ya no jugaban y veían películas hasta quedarse dormidos.

Su papá alfa venía todos los días, pero siempre había una razón para pelear cuando lo hacía, discusiones, peleas y palabras subidas de tono, Natasha quería acostumbrarse a eso, pero no podía, simplemente su pechito dolía cuando eso pasaba.

Ahora había paz y tranquilidad, no habían peleas, en lugar de eso una dulce melodía salía de la boca de su padre omega, una que la hizo olvidar las calamidades de los últimos días.

Le gustaba la voz de su padre, era suave y le daba una sensación de plenitud.

Gulf se encontraba de lado con su codo sobre el colchón y la palma de su mano sostenía su cabeza, admirando la belleza de su hija, sus oscuras y largas pestañas descansaban sobre sus rosadas mejillas, sus ojos a veces se abrían pero al momento se volvían a cerrar debido al sueño.

Supo que había sido buena idea quedarse con ella hasta que se durmiera, sabía que estos últimos días habían sido difíciles, su pequeña hija había sufrido a causa de eso, por eso quería velar por sus sueños.

─ Papi huele rico ─ la castaña dijo mirando a Gulf , era un olor suave y débil pero ella logró notarlo.

─ Estoy usando una loción con aroma dulce, me alegro que te guste ─ siguió acariciando su cabeza, la niña volvió a cerrar sus ojos, estaba segura que no era un aroma dulce el que había sentido, pero no dijo nada pues el sueño la estaba venciendo.

─ Duerme pequeña, mañana será otro día ─

Dijo con voz suave, esperando que el día de mañana trajera cosas buenas y positivas, que sus vidas comiencen a tomar un poco de color, o por lo menos la de Natasha, volver a ver esa sonrisa que tanta paz y felicidad llevaba a su pecho, volver a escuchar sus tiernas carcajadas por toda la casa.

Al poco tiempo Natasha se había quedado completamente dormida, su boquita entreabierta, sus manitas a la altura de su cabeza, dejando escapar pequeños suspiros entre sueños.

Dejó un último beso en la sien de su hija antes de levantarse con sumo cuidado para no despertarla, dejó la lámpara encendida pues a Natasha le daba miedo la completa oscuridad.

Decidió que haría esto todos los días, usar su voz para calmar a su hija, para que su sueño fuera más tranquilo, se reforzaría por ser mejor padre.

Decidió que haría esto todos los días, usar su voz para calmar a su hija, para que su sueño fuera más tranquilo, se reforzaría por ser mejor padre

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"Don't throw me away" / MewGulf /Donde viven las historias. Descúbrelo ahora