**Capítulo 38**

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Después de que Mew saliera de la habitación no lo había podido detener, su llanto llegó y comenzó a llorar como si de un niño se tratara, los sollozos los intentaba callar poniendo su mano en su boca, no quería ser escuchado, no quería que los demás se dieran cuenta lo destrozado que había quedado.

Se encontraba tirado en el piso a un lado de la cama pegado a la pared con sus piernas recogidas y pegadas a su pecho, se veía tan vulnerable, con su rostro bañado en lágrimas, su nariz roja y ojos irritados.

Creyó que con pedir el divorcio y decirle que se fuera se sentiría mejor, que equivocado estaba, lo único que había conseguido es que el vacío en su interior se hiciera más grande, no podía seguirse mintiendo a él mismo, todo esto le estaba doliendo en el alma, odiaba seguir amándolo, quería odiarlo tal y como se lo había dicho en su momento de cólera, pero decir que en verdad lo hacía sería la mentira más grande de todas, porque jamás podría llegar a odiarlo.

Su mente y corazón aún lo veía como su pareja, como su otra mitad, demasiado tonto de su parte, después de lo que había presenciado hace más de un mes, haber visto la infidelidad con sus propios ojos, a pesar de eso seguía lastimándose mirándolo como su pareja.

Negó con la cabeza, mientras apretaba su puño y mordía su labio, tenía que deshacerse de esos tontos pensamientos de lo contrario no podría avanzar y olvidar.

Mew seguía siendo su predestinado, dato que tanto el alfa como el omega estaban ignorando y podría traer graves consecuencias para ambos.

Pero en estos momentos Gulf lo único que tenía en la cabeza, era enterrar esa etapa dolorosa de su vida, si había sobrevivido era por algo, seguramente la vida por fin le empezaría a sonreír después de tanta mierda, quizá su momento de ser feliz había llegado, y esa felicidad no estaba con esa persona que tanto daño le había causado.

Suspiro y sorbió su nariz, ya había llorado lo suficiente, no podía encerrarse todo el día.

Cuando quiso levantarse una fuerte punzada en su cabeza lo hizo volver a caer de golpe, su rostro hizo una mueca de dolor, justo lo que le faltaba, había olvidado completamente su conmoción cerebral, haber llorado por más de una hora lo había empeorado todo, ahora sentía los efectos.

Las punzadas siguieron llegando, comenzó a llorar pero ahora de dolor, sus manos se mantenían en su cabeza mientras respiraba agitado.

Lentamente se puso de pie, sintiendo un mareo que lo hizo flaquear y balancearse hacia un lado, sentía que el piso se le movía y con mucha dificultad caminó hacia su armario, rápidamente abrió la gaveta buscando desesperadamente las pastillas que aliviaran su dolor.

─ ¡Maldición dónde están! ─ mencionó frustrado revolviendo todos los objetos que había dentro.

Después de varios segundos logró encontrarlos, por suerte siempre mantenía un vaso con agua en su mesita de noche, para no tener que bajar hacia la cocina a cada rato.

Después de que la tomó se recostó en la cama, pero el dolor no disminuía al contrario parecía empeorar, Ian había dicho que las pastillas hacían efecto después de unos quince o veinte minutos después, pero debido a la intensidad del dolor no estaba seguro poder soportar tanto tiempo, era un dolor terrible y hasta agonizante.

Ni siquiera le encontraba puesto a la cama, se removía de un lugar a otro buscando la manera de aliviar su malestar.

Apretó la sábana con sus manos hechas puño, su labio ya empezaba a doler y juraba que si seguía mordiéndolo se haría daño en cualquier momento, pero en estos momentos no podía pensar en otra cosa, sus quejidos cada vez eran más fuertes.

Escucho la puerta abrirse, en estos momentos no quería ver a nadie, quería estar solo.

Pero dejó de quejarse cuando vio la cabeza de Natasha asomarse tímidamente por la puerta.

─ ¿Papi?... ─ su voz dulce e inocente se podía escuchar con un poco de duda, como si estuviera pidiendo permiso para entrar y tuviera miedo de ser rechazada.

─ ¿Natasha que haces aquí? ─ quiso ignorar el dolor para no asustar a su cachorra, pero le estaba siendo muy difícil y a la vez doloroso.

─ Y-yo quería velte...─ bajo su cabeza y miró al suelo, quería llorar porque había pasado bastante tiempo desde que Gulf había despertado, pero no había querido ver a nadie, ni siquiera a ella.

Tal vez estuvo mal aprovecharse de la distracción de Alisson para venir a escondidas y ver a su padre, pero simplemente su deseo pudo más y ahora ya estaba ahí, con ganas de salir corriendo a sus brazos y abrazarlo, pero Gulf la miraba serio como si no la conociera y eso la ponía triste.

Quería darle el dibujo que le había hecho, pero tenía miedo que no le gustara y lo tirara a la basura, pero luego recordó que su padre le había dicho que seguramente lo pondría muy feliz cuando se lo diera, entonces las ganas de dárselo aumentaron porque lo único que quería era volver a ver la sonrisa de su papi.

─ Papi te hise un dibujo ─ mencionó inocentemente entrando con algo de duda.

Gulf vio que su hija sostenía un libro entre sus manitos, sin embargo fue algo que ignoro completamente, el fuerte dolor no lo dejaba pensar con claridad, no sabía cuánto tiempo fuera a seguir fingiendo que estaba bien, no quería preocupar a la cachorra.

─ Vete Natasha─ dijo sin pensar.

La pequeña detuvo su paso, cuando escuchó lo que su padre le había dicho, quizá solo estaba molestando y era verdad que Gulf no quería verla.

─ ¿No quieles velme? ─ su voz era suave y temblorosa ─ Yo sí quería velte, papi te extlañe ─ hizo un puchero, y sus ojitos picaban, ya no soportaba las ganas de llorar.

Esta bien se iría, haría lo que su padre le estaba pidiendo pero por lo menos quería que viera su dibujo.

─ Mila lo que te hice ─ se acercó al omega dispuesta a enseñarle el dibujo pero pasó algo que sorprendió tanto a Gulf como a la niña.

─ ¡Dije que te fueras! ─ el omega dio un manotazo al libro, arrebatándole de las manos de Natasha aventándolo lejos.

La pequeña se asustó por el grito de su padre y retrocedió con temor sin poder contenerlo más comenzó a llorar.

Fue cuando vio el rostro de su hija bañado en lágrimas y como esta lo miraba dolida y lastimada que se dio cuenta de lo que había hecho, la pequeña miró el libro abierto tirado en el suelo y como la hoja estaba tirada no muy lejos de él, al parecer al caer se había salido del libro.

Miró a su padre una vez más, su labio inferior temblaba al igual que sus manos, Gulf jamás quiso esto, él no quería lastimar a su hija, en ningún momento fue esa su intención, él solo quería que no lo viera sufrir, pero todo le salió al revés y el que terminó viendo sufrir a su niña fue el.

─ N-Natasha y-yo... Lo siento ─ también comenzó a llorar, pero la niña no noto eso, simplemente fue y recogió el libro al igual que la página y sin mirarlo salió corriendo de la habitación dejándolo solo.

─ Natasha... Lo siento, lo siento ─ lloraba y sollozaba fuerte, sintiendo un nudo en la garganta, sintiéndose el peor padre de todos.

La última vez que había hecho llorar a su hija fue hace dos años, cuando por un descuido se le cayó de los brazos y se había dañado su bracito derecho, esa vez él también lloró por la culpa e impotencia, haciéndole la promesa de cuidarla y jamás volver hacer que llorara por su culpa.

El mismo había roto su propia promesa, y había vuelto a lastimar a la única persona que lo amaba sin condiciones y siempre tenía una sonrisa sincera para él.

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- Holis , el drama va llegando ....

- cuídense mucho , no se olviden de votar y comentar si desean ,muchas gracias.

"Don't throw me away" / MewGulf /Donde viven las historias. Descúbrelo ahora