Capítulo 6.

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Hoy no es jueves de actualización y este capítulo está dedicado a shanielle1 🖤. Gracias por tu espera, por tu constancia al leer cada capítulo. No sabes cuánto me llena saber que «Amor en el alma» te hizo sentir identificada y te ayudó.

Lamento no haber publicado el capítulo en la fecha estipulada, estaba teniendo problemas de salud que me impedían concentrarme por completo.

Advertencia: no apto para homofóbicos.


Danna.

-Danna... -dijo con la voz jalada y perdida entre sus propios sollozos agonizantes.

Mi corazón se estremecía con fuerza cuando mi piel sentía la humanidad impregnada entre las húmedas lágrimas que derramaba la pequeña y vulnerable Alicia; estaba tan perdida que aunque ahorita no tuviera posibilidades de ayudarla a encontrarse, me arriesgaría a acompañarla, aunque eso me costara perderme yo. Yo no tengo ni una pizca miedo de arriesgarme por ver sus ojos brillar como tuvieron que haberlo hecho desde un principio. No me inmutaría ni un diminuto intervalo de segundo al tener que sacrificarme y lanzar al bote mis principios morales para salvar la integridad de la rubia.

-Alicia, estás bien -acaricié con mayor atención. Un olor dulce y fresco, como a manzanilla y flores silvestres provenientes de las hebras de su cabello se adentraron en las profundidades de mis fosas nasales, tuvieron una aventura a través de los bronquios y bailaron entre los bronquíolos; cierta esencia quedó para siempre en mis pulmones cuál nicotina dañina, y embriagaron todo mi espíritu. En este momento, mi ser entero le pertenecía a la chica. Ahora, yo soy de la rubia- estás bien ahora. Nadie te hará daño aquí -hice una pausa-, Deniel no quiere hacerte daño. No somos como Beltram.

Tenía que hacer lo posible para que confiara en mi, para que sus dudas se despejen y deje caer de sus hombros la incertidumbre que la mantiene atada a esta condena.

Solo recibía el vacío inerte de un silencio incómodo como respuesta por parte de Alicia, y la entendía; aunque tal vez, gracias a que solo tengo unas expectativas basadas en mi imaginación, nunca llegara a hacerlo por completo, tal vez, nunca logre imaginarme el gran flujo de dudas y de posibles demonios mentales que en este momento la estarán perturbando en lo más oscuro de las penumbras de su habitación; quedaría corta si tratase de hacerme una vaga idea.

No me atrevo a juzgarla sin haber vivido al menos uno de sus días, sin haber caminado descalza sobre sus clavos, sin haber escalado sus peldaños.

Entiendo que desconfíe, bajo otras circunstancias eso resultaría para mí un golpe doloroso, pero en lugar de ser egoísta, logro ver más allá de lo que el vacío túnel de sus pupilas me permite discernir, yo también lo haría en su posición. Si lo hago desde la mía, no imagino estar en su lugar porque me cuesta siquiera hacerme una vaga idea de su sufrimiento, aunque la empatía y la sororidad me bañen por completo. Es tan difícil entregar una confianza desmedida cuando el dolor y el sufrimiento han sido tus verdugos, cuando tus padres te traicionaron al venderte antes de nacer, sin mencionar que haya sido a un hombre tan despreciable como él. Le tengo asco.

-Danna, siento que la vida no me funciona... -a duras penas dijo para luego sorber por la nariz y sentir sus palabras como balas en mi pecho.

-No creo que te sirva de consuelo, pero quiero que sepas que no eres la única que ha sufrido, que todos hemos pasado por situaciones así, y hasta peores -hice una pausa-. No creas que intento minimizar tu dolor con esta mierda, y sé que probablemente esto no te haga sentir mejor. Sin embargo, debes mantener muy presente que solo tú conoces la magnitud de tus pensamientos y eres la única persona capaz de sentirlos realmente con intensidad. Con frecuencia te dirán que hacer, sin preguntar lo que tú quieres, Alicia, lo que tú de verdad quieres para tu vida.

Heredera del respeto. © [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora