Capitulo 9.

55 5 0
                                    

Danna.

Escucho un golpe fuerte en la puerta, sé de quién se trata pero finjo no haberlo oído, necesito descansar un poco más de lo habitual, mi cuerpo me exige pasar tiempo conmigo misma, mi cama, mi cuarto, mis sábanas y mis posters de Jesse Rutherford, y no, no es una excusa para quedarme a procrastinar. Por favor. Es mi fin de semana, debería ser un delito despertar a alguien tan temprano. Una grosería.

—Danna, ¿Acaso nunca aprenderás a levantarte sola, joder? —dice con fastidio.
—Oh, por Dios ¡Jayden! —Grito—, quiero dormir ¡Cinco minutos más!

Esto pasa todos los días.

—Párate —dice él al otro lado de la puerta, sin mostrar una pizca de piedad—. Antier no dormiste en casa y no descansaste. Debes ser más responsable.

—Es sábado —me cubro el rostro con la almohada—, que putas ganas de asesinar a alguien.

—Tienes entrenamiento con John, debes levantarte. Guarda tu agresividad para la práctica —hizo una pausa sabiendo que jamás me dijeron lo del entrenamiento—, necesitarás energía.

— ¿Desde cuándo entreno con John?

—Desde hoy, Así que levántate —entra a la habitación sin consultar y yo solo tenía mi roma interior de Hello Kitty y él jala mis sábanas para que me levante. — Tienes un buen tiempo sin hacer ejercicio, ya casi ni quieres comer. Necesito que pongas de tu parte.

Se ríe de mi ropa y añade: —Hoy Hello Kitty ¿Y mañana? ¿Bob Esponja?

— ¡Ya cállate! —Y le aviento la almohada en la cara—, ni novia tienes y estás criticando los gustos de tu hermana. Y si quiero comer, ayer desayuné un helado y un café frío.

—Si la gente supiera que eres más dark y más jodida que... —se detuvo antes de decir lo que creo que era un nombre y cambió el tema para que no lo acribillara a preguntas— Bueno, no te vayas sin desayunar, no quiero que te desmayes. El café y el helado no son comida.

—No me pasará nada, tranquilo. Tampoco tengo hambre. —Bufo y pongo los ojos en blanco, aún a medio despertar.

—Vas a desayunar y punto. —dice tajante y sale de la habitación.

Me siento en la cama y pierdo los primeros 17 minutos de la mañana viendo un zapato que estaba en un rincón de mi habitación, decido pararme a cepillarme y darme una ducha cuando Jayden me pega otro grito desde la cocina diciendo que no escuchaba el agua caer. Entonces no pierdo más tiempo.

Jayden si es fastidioso, Dios santo.

Ilumínalo o elimínalo.

—Se lo que estás pensando —pega un grito desde la cocina y me chupo los dientes como reacción.

Al salir del baño y secarme con la toalla, no tardo en colocarme un jogger negro, unos zapatos deportivos y un crop top color verde militar, supuestamente estaba apurada, así que me arreglé bastante rápido. Nada de maquillaje, una coleta alta y un bolso con ropa de cambio, ya que seguro me termino sudando la que traigo puesta. Nada demasiado extravagante, ropa cómoda pero con flow, como siempre. Mientras tanto, me quedo viendo en el espejo y me detengo a concientizar, a pensar un poco lo que está sucediendo. Siento que hay demasiados cabos sueltos que no terminan de encajar y eso es jodidamente extraño.

Sé que algo muy terrible sucede, Chris no quiere que siga viviendo aquí, por algo será, y mi hermano me manda a entrenar con John, mi tío; la mano derecha de mi padre, siempre fue su hombre de mayor confianza y más allá de eso, uno de los más fuertes y preparados, es como un dios griego a prueba de balas, la verdad, está buenísimo, en parte es una lástima que sea mi tío.
Es como si quisieran sacarme de casa, cada uno por sus motivos, y que al mismo tiempo quieren protegerme, pero si se odian ¿De quién debo cuidarme? ¿Quién es el enemigo?

Heredera del respeto. © [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora