𝐃í𝐚 𝟕: 𝐏𝐚𝐝𝐫𝐞𝐬 "𝐓𝐨𝐠𝐞𝐭𝐡𝐞𝐫"

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— La fórmula está sobre la mesa. Les dejé las indicaciones por escrito en la puerta del refrigerador. — Indicó Greco mostrando la hoja A4 que yacía pegada con un imán con forma de manzana.

— Ten Horacio. — Dijo Iris pasándole al moreno la bebé de poco más de siete meses. — Emma suele dormir temprano... a veces.

— ¡Wow! ¿Qué te dan de comer princesa? ¡Está pesada! — Exclamó el federal acomodando entre sus brazos a la bebé.

— ¡Niños no corran!.— Regañó el hombre de barba a sus hijos quienes emocionados corrían de un lado a otro por la sala. — Y por favor, si algo pasa, cualquier cosa. Llámenos de inmediato, estaré atento al móvil.

— Joder tío, que vamos a ser padres pronto. ¡Estamos preparados para lo que sea! — Aseguró el moreno.

— ¡Joder! — Exclamó el hijo del medio mientras reía corriendo.

— Horacio tiene razón Greco, no hay de qué preocuparse. — Tranquilizó el ruso ignorando la cara de desconfianza que puso su amigo al escuchar la lisura que soltó su hijo. — Cuidaremos bien de Emma.

— ¡Niños vayan entrando al auto! — Gritó Iris acercándose a los dos hombres. — Greco ya es hora, nos va a agarrar el tráfico. Gracias por cuidar de nuestra hija, espero que no les cause muchos problemas.

— ¡Para nada! Seguro nos vamos a divertir ¿Verdad pequeña?

— Vayan con calma, y Greco ¡Ya deja de preocuparte, hombre! — Tranquilizó el ruso ladeando una sonrisa.

La familia Rodríguez salió de casa apresurados por la matriarca que confiada de los dos agentes, los dejó a su cuidado su pequeña hija.

Era casi medio día y por el onomástico del hijo mayor de Greco decidieron cumplir su deseo e ir al parque de diversiones que estaba de moda por la ciudad. Claro está, que aquellas atracciones no eran aptas para una bebé de pocos meses de nacida, por lo que solicitaron la ayuda de los futuros padres para que vayan "acostumbrándose" a su próximo futuro lleno de pañales y lloros.

— Mira Vik ¡¿A que no es preciosa?! — Exclamó con voz melosa haciendo rebotar ligeramente a la bebé, como meciéndola — Que bueno que se parece a su mamá, imagínate que hubiese salido con la cara de Greco. — Bromeó.

— Si, lo es. — Comentó el ruso desde lejos mientras ojeaba la hoja de indicaciones que había dejado el Comisario. — Demasiado texto. — Pensó.

Dobló con cuidado el papel de instrucciones y las metió a su bolsillo derecho mientras se disponía a preparar el almuerzo para él y su pareja. Se entretuvo cortando vegetales, aderezando y metiendo el pollo al horno hasta que fue llamado desde el living.

— ¡Vik! — Exclamó Horacio.

— Dime — Dijo dándole encuentro, secándose las manos con el paño.

— Creo que se cagó. — Informó con una mueca.

— ¿Cómo?

— Eso, que se hizo mierda y huele muy mal.— Expresó asqueado mientras la alejaba con sus brazos, sosteniéndola en el aire.

— Pero joder Horacio, no la tomes así. — Regañó cargando a la niña. — Yo la cambio, no te preocupes.

— Gracias amor.

Llevó consigo a la bebé hasta su habitación donde la recostó con cuidado en el cambiador de pañales y procedió a recaudar todo lo que necesitaría para limpiarla. Del cajón sacó un pañal limpio, toallitas húmedas, crema y talco; con aquello listo tomó una bocanada profunda de aire y la soltó lentamente tratando de calmarse; había visto videos e incluso practicado con su pareja en talleres de paternidad. Sabía que hacer, solo que nunca lo había realizado con una bebé real.

VOLKACIO WEEK YCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora