Con sus ásperas manos agarro con fuerza la gruesa cuerda. Se impulso hacía abajo, logrando así subir la filosa hoja de metal que degollaría ese día a alguna otra persona culpable de un desastroso o bochornoso crimen.
El sol estaba en su máximo esplendor y las moscas revoloteaban en la canasta que estaba llena de sangre seca y coágulos ya desintegrados.
Con desinterés vio al desdichado, el cual temblaba cual conejo, el pobre hombre vio en su dirección, sonrió malévolamente viendo como el joven de aspecto famélico tragaba fuertemente.
Uno de los oficiales empujo al detenido con fuerza, haciendo que cayera al suelo abruptamente y uno de los clavos que sobresalían del piso de madera raspara con rudeza su mejilla. Intento levantarse pero solo logro que el hombre de alto rango le pateara la espalda sin piedad, escuchando el grito desgarrador del condenado. Aprecio el escenario que le brindaban, tenía que ser sincero, el trato tan humillante a los condenados hacía sentirlo saciado.
El oficial ya harto de jugar con el hombre en el suelo, agarro con fuerza el brazo del joven y lo jalo hacía arriba, y como si fuera un títere de madera lo levanto.
Sin delicadeza lo dejo caer, haciendo que el hombre golpeara su garganta en la abertura de madera. El pobre parecía querer respirar por el gran golpe, pero simplemente lo ignoro agarrando el pedazo de madera y se lo puso entre su nuca y cuello evitando que escapara aunque parecía ya no tener fuerzas.
- Bien señor... Se le acusa de intentar robar en el castillo real, fallando pobremente en el intento y ahora es condenado a pena de muerte- Dijo en voz alta un hombrecillo de baja estatura que portaba una peluca blanca recogida, y con ropas especialmente caras. Dando a entender que era un anunciador del rey.
El sentenciado recobro un poco más la conciencia, casi vomitando al ver como una canasta con un olor extremadamente hediondo era puesto enfrente de su cabeza. Viendo que quien hacía eso era el mismo que le había dejado completamente destrozada la espalda. Vio como el hombre le sonrió acercándose a su oído y diciendo:
- Cuando llegues al infierno recuerda este nombre...Jack Conway-
...
Para Gustabo esa fue la señal sonriendo sádicamente y soltando de golpe la cuerda, viendo como la pesada hoja de metal iba disparada para la cabeza contraria, y sin ningún aviso degolló completamente la extremidad, viendo como el cuerpo perdía la fuerza y la cabeza caía bruscamente en la canasta.
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Entro a la pequeña habitación, topándose con el escritorio de su jefe y una botella casi completa de alcohol. Sonrío con malicia mientras se acercaba sigilosamente a esta.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca, con fuerza agarro la botella quitándole el corcho con sus dientes y dándole un largo trago. Sintiendo como el licor bajaba por su garganta como si fuera agua.
- Gustabín, Gustabín, ¿Qué coño crees que haces?- Escucho a sus espaldas.
Abrió sus ojos en grande mientras tragaba con fuerza y dejaba la botella de vidrio en donde en un inicio la agarro.
- ¿Qué cree que hago Conway?- Respondió dándose la vuelta y encarando al mayor el cual parecía que echaba humo por las orejas.
De un movimiento rápido Conway termino en la puerta. Esta fue azotada y luego le fue puesta el seguro.
Todo quedo en silencio, hasta que Gustabo se atrevió a acercarse a la zona de la puerta. Oh mala idea...
Apenas dejo su caminar, una mano fue puesta en su cuello y con fuerza fue empujado a la pared.
Soltó un suspiro de satisfacción, mientras sentía como poco se le dificultaba el poder respirar.
- Así que te gusta esto no es así maricón?- Grito con fuerza Jack, para luego apretar más su agarre.
Gustabo apenas y pudo asentir, la erección en sus pantalones negros empezaba a hacerse más visible.
Con fuerza Conway volvió a empujar a Gustabo, solamente que ahora en dirección a su escritorio, haciendo que el rubio se golpeara el pecho con brusquedad.
- Te follare tan duro, que vas a empezar a dudar si será buena idea robarme mi alcohol- Dijo Jack cerca de la oreja contraria. Para luego bajar los pantalones junto con el bóxer de Gustabo dejando al aire el culo del rubio.
La mano del mayor fue disparada para uno de los muslos blancos del de ojos claros, impactando con este rudamente y viendo como en poco tiempo la zona se volvía completamente roja.
Sonrío en grande mientras se quitaba su cinturón. Agarro las manos de Gustabo y las amarro con el objeto de cuero, escuchando la respiración agitada contraria.
Dejo salir al fin a su grueso pene el cual exigía atención.
Se acerco a la oreja de Gustabo y pronuncio lo siguiente:
- No creas que voy a ser gentil, así que no pienses que te voy a preparar o voy a hacer una de esas mierdas-
Y sin ningún tipo de pudor metió su intimidad de un solo en el ano del de piel blanca, sintiendo como el rubio se tensaba y pegaba un grito de completo dolor.
- No me digas que te duele perra- Volvió a decir mientras con brusquedad agarraba los cabellos dorados y tironeaba de ellos para atrás.
Empezó a moverse escuchando como Gustabo empezaba a echar suspiros de completa lujuria.
Poco a poco su pene se movía con más facilidad en el interior contario, gruñendo en alto mientras empezaba un ritmo más rápido escuchando ahora en vez de suspiros unos bestiales gemidos que lo prendían.
Agarro las caderas blanquecinas con fuerza mientras entraba más profundo, se sentía en el mismo paraíso aquella estrecha entrada lo hacía delirar.
Los movimientos se volvieron erráticos pero aun así con fuerza, logrando mover el escritorio de madera. Gruñía con fuerza mientras intentaba no correrse en ese momento.
- M-me voy a v-venir- Dijo en bajo Gustabo mientras cerraba sus ojos con fuerza.
Solo fueron unos minutos para que ambos consiguieran un orgasmo casi seguido, el cual para ambos fue uno de los mejores que habían tenido en mucho tiempo.
Se sabía que se iba a repetir...
Pero lo que no sabía Conway era que Gustabo ya no pensaba poner el culo...
Holaa cap rápidito, luego vengo a corregirlo, como tan? :3
