03. Otoño

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Sesshōmaru se mantuvo en su asiento esperando ser llamado para tomar su avión que lo llevaría con la familia de Rin para pasar las vacaciones, su mejor amiga se había negado rotundamente a dejarlo solo durante las dos semanas libres que tenían antes de los exámenes finales. Le había dicho que necesitaba salir de ese ambiente estudiantil, despejar su mente y luego volver; se había negado, por supuesto, pero ella le había insistido tanto después de enterarse que sus padres no estarían en casa con él.

—No es necesario —le dijo la última vez que discutieron del tema. Estaba acostumbrado desde pequeño que ellos tenían una vida aparte y demasiados compromisos que no podían postergar, había sido criado junto a la Kaede —que era como su nana— y el mayordomo de su padre: Jaken.

—¡Mi mamá estará encantada de verte! —Le había dicho Rin, colgándose de su brazo por los pasillos.

Sus padres los habían mandado a estudiar a un internado —era un buen internado, no había queja alguna—. Rin se había hecho su amiga después de que uno de los chicos de su grupo terminó lastimándolo mientras jugaban futbol, ella lo había acompañado (obligado a ir) a la enfermería para que trataran los golpes. Después, no se había despegado de él.

Había conocido a los padres de la chica en un festival escolar y ambos adultos estaban felices de que su hija estuviera en buenas manos; Sesshōmaru les agradeció el cumplido y se quedó con ellos hasta que tuvieron que irse. No obstante, pasar dos semanas con los padres de Rin no estaba en sus planes, había asimilado que se quedaría en el internado o Jaken pasaría por él para pasar dos semanas en casa sin nadie que lo molestara.

—No. —Fue su última palabra.

Por supuesto, Rin era su mejor amiga y tenía ciertos privilegios por ello: tenía el número de sus padres. Sesshōmaru se lo había proporcionado en la única ocasión que necesitó que llamaran a sus progenitores por una alergia que tenía: sus medicamentos se habían acabado y le había mandado un mensaje a Jaken por ello, pero el hombre estaba con su padre y había garantizado que mandó a alguien. Había sido una emergencia y Rin estuvo a su lado.

No obstante, en ese momento, ella lo había ocupado en su contra.

—Hablé con tu padre —le dijo a la hora del almuerzo. Él levantó una ceja, esperando que continuara—. Le pedí permiso para pasar las dos semanas en mi casa —siguió comiendo como si nada, sonriéndole por su travesura. Sesshōmaru frunció el ceño—. Aceptó.

Se levantó de la mesa y se fue a su habitación, sin decirle ni una sola palabra a Rin.

Pasó dos días sin dirigirle la palabra a Rin hasta que el día de empacar sus cosas e ir hasta el aeropuerto llegó, Rin lo esperó en la puerta que daba hacia el dormitorio y cuando lo vio, le sonrió abiertamente, colgándose de su brazo como siempre...

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Pasó dos días sin dirigirle la palabra a Rin hasta que el día de empacar sus cosas e ir hasta el aeropuerto llegó, Rin lo esperó en la puerta que daba hacia el dormitorio y cuando lo vio, le sonrió abiertamente, colgándose de su brazo como siempre y guiándolo hasta la salida. Le dijo que no se arrepentiría de pasar las dos semanas con su familia y le dijo que podrían ir a acampar si lo deseaba, el otoño era su época favorita por el clima de su ciudad natal.

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