La cueva de la libertad
Herido pero no muerto, cansado pero no rendido, saqué una carcajada desde lo más profundo de mi ser. Como voz que grita en el desierto, repetí: "La resistencia: dos viejos, una joven traumada y un niño soldado". Todos me miraron apenados y Logos hizo una pausa, levantó su brazo sonriendo. "A veces, Jonathan, la resistencia la consume un solo hombre", dijo mientras pudimos contemplar su mano alzada y perforada. Fue una visión gloriosa, algo que no esperábamos. Luego bajó el brazo lentamente y añadió: "Dentro de muy poco les responderé incluso a las preguntas que no se han hecho". Cuando hubo terminado de hablar, caímos en un sueño profundo.
En la mañana, Logos nos esperaba vestido de pastor con su bastón y la mirada puesta en el bosque. "Es hora de volver", dijo sin voltear.
El campamento estaba intacto y la fogata ardía de nuevo, dispuestos los alimentos y la bebida. Logos dijo: "Aliméntense..." y se marchó siempre a paso lento. Le pregunté adónde iba y respondió sin mirar: "...a preparar la cena de mi Padre".
Durante el día fantaseamos con nuestros roles en la batalla por la libertad. Pensamos en las armas, las estrategias. Daniela observó en silencio, luego suspiró y dijo: "No será con armas".
Por la noche, Logos regresó y nos entregó túnicas de lino fino. Nos pidió que nos sentáramos en los siete troncos.
Daniela: Consejo Vicente: Poder Gabriel: Temor Arturo: Inteligencia Benjamín: Sabiduría Matías: Conocimiento Jonathan: Espíritu de Dios
Fue como una graduación sagrada, un evento sobrecogedor bajo las estrellas en medio del bosque, junto al fuego que brillaba en nuestros rostros y en nuestras almas.
"Esta es la última vez que estaremos aquí", dijo Logos. "Yo pensaba que era un lugar perfecto donde volví a vivir, pero Él dijo: 'Necesitan conocer la verdad... mírenme... necesitan conocer el camino, síganme. Yo Soy el fuego que nunca se apaga y la vida que nunca muere, el Padre de los inmortales'".
Jonathan: "No somos inmortales, Logos. Morimos." Logos: "Nadie muere, Jonathan. Morir es nacer." Jonathan: "¿Tú también eres inmortal?" Logos: "No, Jonathan. Yo Soy eterno porque no tengo principio ni final. Es necesario morir para renacer, como las semillas del bosque que luego dan fruto, y para eso hay que sembrar en buena tierra."
A la mañana siguiente, no tardamos en llegar a una cueva con ríos subterráneos de aguas cristalinas, donde las paredes se reflejaban en las aguas. Era un lugar bajo tierra lleno de luz y todos estábamos deslumbrados por tanta belleza. Así, en un bote, dentro de una cueva, comenzó nuestro viaje hacia la libertad.
Llegamos a un lugar con siete rocas, y en medio se situó Logos. "¿Se han preguntado por qué los cazadores no pueden cruzar la línea de exclusión ni llegar al bosque?", preguntó. "Es porque este lugar fue creado desde la fundación de la tierra con el propósito de recibirlos a ustedes. Por eso tiene alteraciones magnéticas que harían que cualquiera que tenga la marca biométrica muera en el acto al pisar la línea del desierto. Desde aquí dispondremos una nueva operación de rescate que devuelva a los hombres su lugar original desde el comienzo.
Todo iba bien con los humanos hasta que llegaron como langostas las razas vampíricas y pervirtieron la creación, introduciendo cambios genéticos para que los hombres fueran esclavos sin saberlo, por la fuerza del deseo. Intentamos introducir una nueva semilla, pero siempre fue atacada. Ocurrió cuando Caín mató a Abel, quien tuvo que ser reemplazado por Seth. Herodes asesinó a miles de niños buscando la semilla que cambiaría la conciencia de la humanidad y traería la liberación, pero la vida siempre triunfa. La semilla se sembró, murió, se convirtió y volvió a la vida.
ESTÁS LEYENDO
El nuevo amanecer
Science Fiction"Adéntrate en un mundo transformado donde una nueva autoridad detenta todo el poder y establece las reglas del juego. En este escenario distópico, la supervivencia implica adaptarse o enfrentarse a una vida como fugitivo. Mientras tanto, razas híbri...