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Sacar a pasear al perro. Sonaba bien para despejar mi mente, dejar de pensar en Jean y su hermana. Quería olvidar a ese hombre pero no podría porque cualquier cosa me recordaba a él, incluso estar en mi casa, porque me hacía pensar en el primer día que lo ayudé. Era tan raro como es que estaba pasando el tiempo. Primero yo intentaba ayudarlo con su alimentación, los muebles, su actitud. Perdí amigas que realmente no eran amigas. Casi me violan después de drogarme, estuve en la cárcel dando mi testimonio junto a los chicos, me suspendieron de la escuela, mi papá se quedó sin trabajo y ahora yo tengo uno. Sin duda alguna la vida da muchos giros y no creí que pudiera pasar todo esto.

—¿Qué tanto piensas Grecia?.–Me preguntó Fran una vez que caminábamos con el perro por las calles.

—Solamente pienso en mi vida.–Le di una corta mirada junto con una sonrisa.–Yo siempre fui una chica que tenía todo a la mano. Mis papás me consentían, mi hermano me cuidaba demasiado. Ahora... siento que las cosas no tienen sentido.

—La vida tiene sentido.–Respondió.–Pero como tus papás siempre te daban todo y ahora tú tienes que dártelo, se te hace difícil y feo. Creo que tu hermano y tú debieron tener más la educación de Katie y yo en vez de la de los Houdson.

—¿Por qué lo dices?.–Solté una pequeña risa.

—Mira, si desde un principio tus padres los hubieran enseñado a ganarse las cosas, ustedes no hubieran sido como eran. Desastrosos, que no les importaba su vida. Porque sabían que tenían lo que tenían.

—Ah... veo que sabes de Grecia.–Él me miró algo asustado y trató de parecer que no lo estaba.

—Perdón...

—Descuida. Creo que todo el mundo sabe.–Seguíamos caminando pero ahora de regreso a la casa.–Todos saben de Grecia Harrison. Ella, murió.

—¿Eso crees?.

—Digamos que está encerrada, en una habitación, con candado, sin ventanas por las cuales escapar.–Hice una pequeña pausa para respirar.–Pero la puerta no es de acero. Es de madera, una madera gruesa que poco a poco la gente está abriendo.

—¿Y quieres que esa Grecia salga?

Lo miré a los ojos y negué.—Quiero que se quede ahí por el resto de su vida.

—Grecia. Sabes que es malo fingir ser alguien que no eres. No estoy diciendo que lo que hacías antes estaba bien y tienes que volver a hacerlo. Me refiero a que no siempre tienes que ser esa niña dulce que no rompe ni un solo plato.–Nos detuvimos para que Marlon hiciera sus necesidades.–A veces es bueno defenderse de las personas, decir lo que realmente sentimos y no solo decir lo que creemos que la gente quiere escuchar. Te suspendieron de la escuela, sí, pero te defendiste. Peleaste con la hermana de Jean, eso esta bien, te estaba ofendiendo.

—Sé a que punto quieres llegar y... creo que no estoy lista para eso. Hay que recoger las popós de Marlon y regresar a la casa, hoy salgo temprano.

[...]

POV,s Jean

Después de haberle gritado a Libardo que se fuera tuve que quedarme solo en la habitación esperando a que Mae regresara. Lo más probable era que ellos dos se encontraron afuera y Libar le advirtió que no entrará conmigo por mi actitud.

Esos dos no entienden que no se trata de ellos, si no de mi. Yo debía limpiar mi imagen ahora que saliera de ese lugar. Tenía que hablar con Marco, explicarle lo que pasó. Sobre todo tengo que hacer que trate de arreglar las cosas con su novia. Aún no entiendo como es que se dieron cuenta, lo de la chica y yo solo fue una aventura la cual dijimos que jamás diríamos. Debo averiguar que fue lo que sucedió.

Educando a JeanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora