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—¿Qué se supone debo responder? —me preguntó, una vez más, mirando el problema matemático en el libro de ejercicios.

Quise pegarle al no saber siendo que se lo había explicado cómo mil veces, pero me contuve y volví a explicarle como se podía resolver la operación.

—... entonces X no tendría respuesta y sería un ejercicio inconcluso por la falta de datos, ¿qué es lo que no entiendes? —masculle frustrada por lo bajo y él me mostró una inocente sonrisa.

—En realidad entiendo todo —insinuó y quise golpearlo por hacerme perder el tiempo—, es solo que me gusta oír tu voz —dijo con una sonrisa y volvió a poner atención en el libro.

Y ahí estaba nuevamente el cosquilleo que me delataba; sentí que picazón en mis dedos y calor en mis mejillas, era algo raro, mas era lo que mi enamoramiento frustrado provoca en mi tras ver al chico a mi lado.

Ese era Min YoonGi, tan coqueto como frío...

Tan transparente como indescifrable.

—Y después como no enamorarme —murmuré para mis adentros y volví a prestar atención en mi cuaderno con apuntes para poder completar todos los ejercicios pedidos por el profesor.

Odiaba matemáticas, pero no me iba mal.

El chico que mordía sus uñas mientras miraba las operaciones suele decir que soy un genio, pero solo soy paciente y sé lo que me conviene.

Finalmente, faltaban alrededor de veinte minutos para que la primera hora de clase terminará y me encamine a la mesa del profesor bajó la mirada de todos. Se sentía incómodo. No me gustaba terminar antes que los demás porque me ponía nerviosa que me observarán como si fuera un bicho raro, pero ya había terminado y no esperaría a que todos se levanten como animales salvajes exigiendo la revisión para poder ir al receso.

—Como siempre mi alumna estrella —insinuó con una sonrisa revisando todos los ejercicios—. Todo está bien, felicidades.

Hice una reverencia de agradecimiento antes de volver a mirarlo y sentir esa típica mirada que te daban los profesores que te han tomado un ligero cariño poco profesional después de tantos años "educándonos"; sus cejas estaban levemente alzadas, sus ojos entrecerrados como si estuviese aguantando las lágrimas y esa mordida de labio por dentro que, por mucho que la viese, no entendía porque lo hacían. Detestaba eso.

—Es triste... —empezó a decir.

Ay, no, no necesito ese patético discurso de profesor despidiéndose en el primer día de clases.

Cómo lo odiaba.

—Realmente no —confesé—, no me gustan las matemáticas.

Nuevamente hice una reverencia y sin esperar una respuesta volví a mi lugar junto a YoonGi que intentaba no reírse de lo que acababa de pasar.

—"Es triste" —imitó con un tonto exageradamente chillón.

—Cállate —le susurre entre risas.

Mantuvo su risa en lo bajo y yo no podía evitar no sonreír al escucharlo. 

First Last Day | M;YGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora