022. i almost do | draco malfoy

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Draco caminaba por los pasillos vacíos, la oscuridad caía sobre Hogwarts. Debería estar en los dormitorios, pero no le importaba. Aunque lo atraparan, dudaba que alguien hiciera algo. Iría a ver al profesor Snape y éste lo defendería diciendo que había mandado a Draco a hacer una tarea. Simplemente era la forma en que funcionaba todo.

Caminar le ayudaba a organizar sus pensamientos y realmente lo necesitaba. Su corazón se sentía pesado, la vida era absorbida por él. Estaba insensible a las emociones, por muy cursi que sonara. Le dolía el corazón. También tenía un aspecto terrible, todo pálido y con bolsas bajo los ojos. Ni siquiera podía recordar la última vez que se sintió relajado y tranquilo. Simplemente no estaba bien, ni física ni mentalmente. Podría arreglarlo, pero no lo haría.

Debería enfocarse en las tareas más importantes, como conspirar. Pero no lograba concentrarse, así no era como se suponía que debían ser las cosas. El estrés se había ido acumulando en él desde hacía meses, no quería hacer lo que Lord Voldemort le había pedido. Dios, realmente no quería. Pero el miedo a lo que pasaría si no lo hacía lo petrificaba hasta la médula, y eso le bastó para saber que lo haría. Tenía que hacerlo. Deseaba que hubiera alguien que lo ayude, que lo consuele. De hecho, había alguien, pero la apartó de su vida. Y lo lamentaba tanto que le dolía el corazón.

El joven deseaba no haber cortado a Haizea de su vida así, tan repentinamente. Habían estado felizmente juntos los años anteriores, mejorando su relación con el paso del tiempo. Entonces apareció el primero de septiembre en el Expreso de Hogwarts, era la primera vez que la veía desde el último día de su quinto año. Ella estaba sentada en su lugar habitual. Antes de eso, durante las vacaciones, Draco se convenció a sí mismo de que aún podía estar con ella, que podría de alguna manera salvarla del dolor que le causaría. Al verla en ese momento, radiante y feliz sin ninguna preocupación en el mundo, su corazón se rompió. No había manera de que la hiciera pasar por todo eso sólo para estar con él, sería demasiado egoísta.

Al día siguiente, él rompió la relación, sin darle ninguna razón. Ella estaba dolida y lloró tan fuerte que sacudió su cuerpo y él quiso llorar también. Pero no podía, no podía ponerla en peligro, no podía sentir nada por ella, así que se alejó.

Draco esperaba ir a su sala común y fingir que estaba bien, pero en el camino le falló el corazón. Entró corriendo al baño, sollozando sin parar. No podía creer que le había terminado, que la había dejado sola. La necesitaba para mantener los pies en la tierra, pero la idea de involucrarla en las artes oscuras era horrible. Tenía que hacerlo para protegerla, y eso era lo que se decía a sí mismo. No podía arrastrarla a este lío del que incluso él desearía estar apartado.

Meses después, ella aún seguía en su cabeza. Ella seguía riendo y amándolo, en su cabeza estaban bien. Él se burlaba de ella, mientras Haizea apoyaba la cabeza en su hombro. Contemplando el paisaje, hablaban de sus esperanzas y sueños y todas esas cosas cliché.

Pero nada de eso era real. No estaban juntos, y no estaban bien.

Él pensó que ella estaría despierta ahora mismo, siempre tenía esa horrible tendencia a quedarse despierta hasta tarde. Siempre cansada al día siguiente, quejándose de que no había dormido lo suficiente. Echaba de menos eso y, aunque fuera un poco molesto, le gustaría poder oírla decir eso. Le gustaría poder oírla decir lo que fuera.

Siguió preguntándose por ella, dejándola bailar en sus pensamientos. Puede que ahora estuviera cansada y estresada, hoy tendrían un examen de pociones. Pociones nunca fue su fuerte y, a pesar de que él siempre la ayudaba a estudiar, ella parecía no entender la diferencia entre revolver y mezclar. Siempre insistió en que eran lo mismo. Draco sabía que no lo eran. Puede que ahora, Haizea estuviera mirando las estrellas desde su silla favorita. Draco nunca encontró el atractivo de mirar las estrellas, pero ella sí. Veía lo brillantes que eran y todas las historias que podían contar. Ella decía que había cosas increíbles más allá de las estrellas, pero a él eso no le importaba. Le importaba lo que estaba pasando ahora.

Desearía poder borrarla de su mente, no necesitaba que esto se sumara a sus demás problemas. Pero la amaba de verdad, y le resultaba demasiado duro fingir que su relación nunca había pasado cuando era una de las mejores cosas que había vivido. Se convenció a sí mismo de que esta era la única opción, ya que se odiaría si ella se viera arrastrada a este desastre. Sería más seguro para ella no estar involucrada con él en absoluto. Y aunque le causara un dolor inmenso, Draco sabía que era la verdad. Ella sólo podía estar a salvo si él no estaba allí. Ella necesitaba mantenerse alejada de él, pero no lo hacía.

Haizea hacía que fuera muy difícil evitarla. Ella estaba en sus clases y siempre le daba una sonrisa melancólica, como si no estuviera enfadada con él, sólo triste. Él podía afirmar que ella todavía estaba sufriendo debido a la sonrisa falsa y el cómo ella no estaba irradiando su brillo habitual. Era como si ambos estuvieran llorando la pérdida de su relación juntos. De vez en cuando, ella intentaba hablar con Draco, trataba de entablar una conversación. A veces era una charla casual que llevaba un tono pesado, otras veces era ella llorando y rogándole que le dijera por qué se había ido, por qué no estaban juntos cuando era obvio que se pertenecían el uno al otro.

Cada vez que ella hablaba con él, sin importar si se trataba de una pequeña charla o de confrontarlo sobre el fin de la relación, él se alejaba. Huía lo suficientemente lejos como para que ella no pudiera verlo o perseguirlo. No podía enfrentarse a ella, ni aunque fuera para hablar del clima. Se alejaba, pero la imagen de ella se le quedaba grabada en la mente. Era abrumadora y desencadenaba todas las cosas que echaba de menos de ella, así que él lloraba. Al principio eran siempre sollozos, con el tiempo sólo le salían algunas lágrimas. Últimamente, estaba de vuelta en el punto de partida, sollozando. Tal vez su angustia combinada con el estrés que estaba experimentando de todo el mundo estaba siendo demasiado. Todo parecía ser demasiado.

Haizea probablemente pensó que Draco la odiaba o que había pasado página. Cada vez que ella se acercaba, él siempre se iba, sin decir nada. La verdad era que el joven no quería dejarla de nuevo pero, si empezaba a hablar con ella, le sería imposible cumplir con su misión sin involucrar a la persona que amaba. No podía permitirse el lujo de hacer tal cosa, de ser tan egoísta. Así que la mantenía alejada y vivía en soledad, esperando que un día lograra pasar junto a ella y no derrumbarse. Aunque la elimine físicamente, ella lo perseguía en sus sueños. Ella siempre le tendía la mano, preguntándole si podían volver a intentarlo. Él la tomaba a veces, pero siempre acaba de forma horrible, con ella desaparecida o muerta. Y cuando no lo hacía, ella parecía seguirlo a todas partes, y él no podía alejarla. En todo lo que veía, la veía a ella.

Estaba destrozado, un verdadero destrozo absoluto. Daría cualquier cosa por volver el tiempo atrás, por evitar que se separaran, por evitar involucrarse con Lord Voldemort. El corazón de Haizea estaba roto y fue él quien lo rompió. Draco esperaba que ella aún pensara en él y que tal vez pudieran solucionar todo algún día. Que pudieran estar juntos al final de este lío. Que pudieran abrazarse una vez más. Todos los días se planteaba huir con ella, todos los días se planteaba hablarle como ella quería, todos los días se planteaba hacer todo lo posible para volver con ella. Nunca lo hacía. Pero cada vez que no lo hacía, había estado a un suspiro de hacerlo.





Créditos por esta obra a su creador/a akaspiderman en tumblr. Esta es una traducción con algunas modificaciones.

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⏰ Última actualización: Feb 03, 2022 ⏰

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² 𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ━ multifandomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora