² 𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ━ multifandom

021. lie to me | draco malfoy

Aurora estaba impresionante. La luz captaba su vestido de forma adecuada, brillando y resplandeciendo a juego con su personalidad. Ella estaba agarrando una copa de champán dorado con la mano, echando la cabeza hacia atrás entre risas, mientras Draco se encontraba enfurruñado en la barra.

Esto no era lo que él esperaba. No esperaba verla. Y mucho menos en esta fiesta tan concurrida y con tanta gente abusando de la barra libre. Tal vez pensó que se encontrarían en el Callejón Diagon o que se toparían en el Expreso de Hogwarts despidiendo a sus hijos. ¿Cómo había llegado ella a este evento benéfico con chicas adornadas con diamantes y chicos vestidos con los mejores trajes? Sabía que la muchacha era amiga de Blaise, pero no tanto como para volar hasta Nueva York para un evento. Por otra parte, hacía cuatro años que no la veía, pero eso no significa que no la recordara.

Ellos eran perfectos. Una pareja de oro. Aún podía recordar cómo corrían por Hogwarts, saltándose las clases. Cómo la atrapaba cuando se escapaba juguetonamente. Cómo la gente murmuraba sobre ellos y lo sorprendidos que estaban de que estuvieran juntos. Aún podía recordar sus escapadas a Hogsmeade y cómo él siempre la mimaba. Podía ver sus manos en su cintura. El viento agitando su pelo, sus ojos brillando, ella estaba radiante. Ahora, viéndola allí, Draco podía afirmar que estaba tan hermosa como la recordaba.

No había ninguna duda en su mente de que ella había seguido adelante. Se estaba divirtiendo demasiado, y no mostraba ningún signo de tristeza. La mirada en su cara era la misma que tenía cuando se enteró de que había conseguido un sobresaliente y superaba las expectativas en todas sus clases. Era la misma mirada que le dedicaba a él.

Fue su culpa, él luchó en el bando equivocado. Aurora lloró cuando se enteró; su moral era fuerte y se negaba a cambiar de bando para estar con el chico que amaba. Draco tampoco se cambiaría, su familia estaba en peligro. Se rogaron mutuamente que cambiaran, no querían tener que abandonarse en el momento en que más se necesitaban. Pero ninguna suplica funcionó, los jóvenes estaban muy determinados a pesar de las lágrimas que corrían por las mejillas de ambos. Él entendía por qué ella se fue y lo seguía haciendo ahora. Pero ella parecía estar tan bien, cuando la realidad de Draco era todo lo contrario.

Aurora bailaba en su mente más a menudo de lo que le gustaría admitir. Ella fue lo mejor que tuvo entonces, quizá seguía siendo lo mejor aún ahora. Ella lo amó por quien era. Vio a través de su actitud y nunca trató de cambiarlo. Intentó reprenderlo cuando se excedió en las bromas, y él lo agradeció. Fue un estúpido al dejarla ir. Jamás pensó que podría encontrar a nadie que lo amara como ella; todas los demás eran buenas, pero ella era extraordinaria. Él fue muy estúpido por no volver con ella después de la guerra. Siempre existió la posibilidad de que pudieran mirar más allá de la terquedad del otro y sanar juntos. Podrían haber superar las pesadillas en los brazos del otro en lugar de hacerlo solos. Sin embargo, él nunca la buscó. Le aterrorizaba encontrarla, le preocupaba que se riera en su cara y le diera un portazo o que gritara como una loca diciéndole que la había perdido para siempre. Pero tal vez ella hubiera dicho que sí. 

Su agarre se estrechó alrededor del vaso que estaba sosteniendo al ver cómo un hombre se acercó al grupo de la muchacha y le pasó un brazo por los hombros. Se inclinó y le besó la cabeza, y ella levantó la vista para mirarlo. Lo miró como solía mirar a Draco. El hombre le susurró algo al oído antes de marcharse. Fue entonces cuando ella sintió una mirada clavándose en su espalda, exigiéndole que viera de quién se trataba. Aurora se giró y encontró a un hombre de pelo platino vestido con un traje. Lo reconoció al instante, y su corazón se estremeció un poco. Pero no lo suficiente, no lo suficiente como para dedicarle una segunda mirada. Se sacudió esa sensación que la invadía y se concentró de nuevo en sus amigos, uniéndose a la conversación.