Limón

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Gulf miraba las notificaciones que llegaron juntas a su móvil. Estaba entre curioso y asustado.
¿En que se había metido?

Se decían familia entre ellos pero en ese momento sentía como si hubiese firmado contrato con una secta.
Dudaba si hacer caso a tantos "agéndame".

Era lógico en algunos de ellos, pero a otros no se la veía.
¿Quienes eran?
Tanto Max como Champ nombraron que trabajaban coordinados entre varias áreas, recordaba que dijeron algo de como una unidad, ¿o era comunidad?

Estaba confundido, mucha información en menos de una semana, éste tipo de situaciones eran las que lo hacían sentir que no daba con el perfil requerido.
Pero luego miraba la oficina en completo orden y se daba cuenta que era bueno en su trabajo.

Un paso a la vez Gulf — se decía a si mismo mientras salía rumbo a la recepción del estudio.

🎶🎵Eres la cálida brisa que me atraviesa🎶🎵Cuando mi corazón🎵🎶

—¡Hola Krist ! Que gusto me da escucharte.    

......

—No, todavía estoy en el estudio, ya voy de salida pero aún debo hacer unas diligencias.     

.......

—Mmmmh, no tengo idea, creo mejor nos encontramos en casa, es mas seguro así.

.......

Okey, bye. Nos vemos.

Mientras hablaba con su primo, escuchó como uno de los empleados le decía a la recepcionista:

Siii, es cierto, acabo de escucharlo, la usa de rington.
Ambos sonrieron ante el comentario y él tomó nota de cambiar su tono de llamada.

Una vez frente al mostrador hizo un wai a la muchacha que allí se encontraba, ésta devolvió amablemente el saludo y se presentó como Ely.
Gulf preguntó por las llaves que supuestamente le entregarían y ella le dio un sobre con el pase de identificación y dos juegos de llaves.

Éstas son del condominio puerta exterior e interior y ésta de la camioneta. Bienvenido a Mew Suppasit Studio, espero nos llevemos bien dijo mientras hacía otro wai.

Gulf respondió con el mismo saludo y preguntó donde encontrar la camioneta. Una vez Ely le indicó como acceder al estacionamiento se despidió de la chica.

                         🌻🌻🌻

Apretó el botón para desactivar la alarma del vehículo, abrió la puerta y el aroma a limón lo envolvió.
Estando dentro buscó en la guantera, tomó el sobre como le indicó Champ para abrirlo, efectivamente tenía una tarjeta corporativa con su nombre.

Otra oleada de incertidumbre lo alcanzó.
¿Cómo era posible que ya tuvieran una tarjeta con su nombre?
Recién esa mañana había firmado contrato y todo estaba dispuesto como si supieran de antemano que él aceptaría.

Sacudió su cabeza para despejar los pensamientos llenos de dudas que asomaban en su mente. Se colocó el cinturón, introdujo la llave y dió contacto encendiendo el motor.
La luz del indicador de reserva se activó, marcando con ello que su primer destino sería una gasolinera.

Recorría los pasillos de la 7ma tienda que visitaba desde que se dispuso a comprar los elementos de aquella dichosa lista. Estaba frustrándose al no encontrar todos en un mismo lugar.
Si bien tener un vehículo particular agilizaba el traslado y ahorraba tiempo, no encontrar los productos lo entorpecía y demoraba.
Ya eran dos horas recorriendo pasillo tras pasillo de tienda en tienda. ¡Agotador! se decía.
No quería rendirse, no en su primer día y definitivamente no se dejaría vencer por una lista de compra doméstica.

Mientras no sueltes mi manoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora