¡Es Un Trato, Amigo!

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Después de la reunión del Consejo, Aphelios apenas iba saliendo solo que esta vez no iba en grupo como lo solía hacer a la salida de la academia.

A pesar de que le preguntaron si lo acompañaban hasta la salida, el se negó y sólo camino solo hasta la salida.

Phel veía el sol esconderse a la salida mientras observaba a los estudiantes salir en grupos o parejas.

Los pétalos de cerezo de la academia estaban en el suelo mientras que los árboles se sacudía con gentileza y Phel sentía el viento en su cara a la par que veía el atardecer.

De pronto, su calma fue breve y una mano pesada, caliente por el sol y llena de callos en la palma de la mano lo tomó del hombro.

- ¡Phel! ¡Te estaba buscando! Por un momento creí que te habías ido tontorron.

Era Sett quien al salir de la última clase, buscaba al azabache por todas partes debido a que al fin podría hablar con él y sobre su plan.

- ¡Vámonos! Yo te llevo cuando termine nuestra charla. - Sett soltó el hombro del chico y se dirigió a una bicicleta que estaba apoyada en uno de los árboles de cerezo.

Phel se giro y cuando camino detrás de vastaya, pudo ver la bicicleta que llevaba el pelirrojo quien pudo ver un brillo en los ojos del chico.

Sett se subió a la bici para manejar esperando a que se subiera pero sólo veía confundido a Aphelios quien no dejaba de mirar el velocípedo.

- Entonces.. ¿Te vas a subir? - dijo señalando el asiento de atrás.

Aphelios reacciono y asintió repetidas veces para después subirse a la parte de atrás de la bici en donde había un casco extra colgado la cual agarro y se la puso.

El azabache noto que no tenía casco su compañero conductor así que antes de que quitará el parador trasero, tocó el hombro del chico Carcayú.

- ¿Eh? ¿Qué sucede? - preguntó Sett contestando al llamado que hizo Phel hacia su hombro, que al verlo estaba señalando el casco y su cabeza pelirroja. - Bah, no necesito eso; todas las veces que me caí ya lo hice así que confío en mi.

Sett quito el parador y empezó a pedalear hacia la salida de la academia y después por las calles de la ciudad.

Phel se sostenía del tubo de la bicicleta, pues el vastaya no iba tan rápido como para rodear su abdomen con sus brazos, ignoraba el hecho de que el barrio en donde Sett vivía estaba lejos de su casa pues estaba contemplando las calles y las personas mientras que sentía el viento golpeando su rostro y su cabello pues viajar en bicicleta es muy diferente a estar en un auto de vidrios blindados.

Tu miras a la gente pero nadie te mira a ti, sientes el aire acondicionado que sólo hará que te dé un resfrío y el silencio del auto es tan aburrido que es cansado.

El resumen; estaba a gusto en esa bici pues aparte de que es algo que siempre le a gustado, la compañía no juzgaba con la mirada como solía hacerlo la gente a su alrededor.

El vastaya que lo acompañaba.. Solo miraba el camino tranquilo, con una sonrisa ligera mientras una que otra vez saludaba a algunas personas.

- ¡Listo! Llegamos a mi casa. - bajó de la bicicleta poniéndole una cadena a lado de un poste de luz roto que parpadeaba.

Phel bajo y miró intrigado el lugar en donde estaban, pues está escena no era lo que solía ver todos los días.

Las casas se veían pequeñas, algunas calles estaban agrietadas y con tierra y algunos callejones se veían peligrosos.

Ella o Yo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora