Habían pasado unas semanas desde que Jimin había ingresado a la Universidad de artes y los proyectos y trabajos no faltaron pero por suerte había sabido organizar su tiempo de forma temprana y siempre le quedaba algún tiempo libre para salir a divertirse. En ese tiempo su relación con su vecino Yoongi se fue volviendo cada vez más cercana, algunas veces cenaban juntos, compartían cosas sobre su vida, veían películas, hacían trabajos y estudiaban en el mismo lugar, eran algo así como inseparables. No sólo se había apegado a Yoongi, Jimin y los chicos- Namjoon, SeokJin, Hoseok y Taehyung- se habían vuelto amigos. Él, Taehyung y Jin salían de compras juntos y se sentaban en las noches de viernes a criticar los atuendos de los famosos, desde que habían visto a Rihana en aquel vestido rojo que fue un rotundo fracaso pues parecía más que traía una bolsa de basura roja en vez de un vestido de diseñador, la chica se había convertido el blanco perfecto para sus burlas. Mientras que el rubio practicaba con Namjoon sus técnicas de pintura, con Hoseok perfeccionaba su baile. Aún así el que más apreciaba de todos era a ese vecino algo solitario que tenía, él lograba despertar una sensación extraña en su interior, algo que le traía calidez y cariño pero al mismo tiempo un nudo en el corazón y nervios, muchos nervios,además de mariposas en el estómago, era asqueroso pero era un asco que daba gusto.
La tarde del día de hoy era pacífica, Jimin estaba en la casa de Yoongi, el primero realizaba un cuadro que tendría que plasmar un mensaje, obviamente debería ser explicado en clase y el profesor determinaria si el cuadro cumplía o no con lo que se buscaba transmitir, el segundo al parecer acumulaba montañas de papeles, la verdad esta tarea se le estaba complicando un poco y era humillante, ya podía ver los titulares:
"JOVEN PROMETEDOR Y EDTUDIANTE DE DERECHO SE DERRUMBA EMOCINALMETE POR UN TRABAJO MEDIOCRE ORIENTADO POR EL MEDIOCRE PROFESOR DE DEFENSA CIVIL"
Yoongi no estaba equivocado, ese profesor era mediocre, un completo fracaso pero no lo suficiente como para decírselo a la cara, además, si bien tenía algo de talento para la carrera que estaba estudiando, era pésimo imaginado titulares, nadie leería un artículo con un encabezado tan largo y para coronar la tragedia, sus dramas estaban por superar a los de SeokJin y eso era decir mucho.
ㅡ¿Jimin, quieres café?
ㅡYoongi son las 6 de la tarde ㅡrecalcó el rubio señalando el reloj de la pared ㅡ¿No crees que es muy tarde para tomar cafeína?
ㅡNunca es demasiado tarde o temprano para un café, además esta.....cosa me supera, necesito recomponer mi cerebro ㅡy se levantó como un rayo de entre los papeles para luego correr como un adicto necesitado de cocaína, pero en vez de eso él necesitaba su preciado café humeante, así que fue hacía su cafetera a preparar un poco de café.
Jimin sólo se alzó de hombros restándole importancia y regreso a su pintura, sentía que le faltaba algo ¿Quizás un poco de color? No era algo improbable,pero a pesar de que sus pinturas en sólo blanco y negro con sombreados, siempre lograban impresionar a todo el mundo. A ese lienzo le faltaba un recurso, un elemento que completara la obra. El aroma del café llegó a su nariz y su interés se centró sólo en él. Giró un poco cabeza, en realidad se giró completamente sobre el asiento, sus ojos se fijaron en la silueta a unos pasos de su persona, se fijó en como el cabello de Yoongi acariciaba su frente, en sus labios, y las huesudas manos que poseía. Y sus profundos ojos, tan negros, tan hermosos. Sus retinas se ensimismaron en la figura de Yoongi, en la forma en que los rayos del sol incidian en los cabellos y en los delicados varoniles rasgos del pálido. Depronto una idea llegó a su cabeza, una forma de completar su cuadro, así que tomó entre sus manos un lápiz de punta afilada y comenzó a hacerle arreglos a su lienzo, y a medida que daba un trazo en la tela blanca, una orquídea de gran tamaño se alzaba de entre el campo de tulipanes descoloridos, tan imponente y elegante como sólo la persona fuente de su inspiración podía serlo. Su vista regresó al más pálido que se encontraba viendo como el café llenaba el vaso de cristal de la cafetera, de inmediato, y algo torpe, el pensamiento de que el color que mejor le vendría a Yoongi sería el azul. Jimin recordaba de su pasada juventud el haber visto aquel color en el amplio cielo sobre su cabeza y en el mar, recordaba la sensación que la acción de sólo observarlo le provocaba, todo en él era paz cuando observaba el firmamento despejado, le hacía sentir, por alguna extraña razón, que no estaba sólo y las brillantes estrellas empapadas en aquel azul oscuro y profundo eran su compañía, sentía que podría hacer todo, y Yoongi, de una forma u otra, lo hacía sentir así. Que a su lado podría sentirse seguro, y aunque lo hacía sentir paz, también lo ponía inquieto y empezaba a sentir cosas que nunca antes había sentido con otras personas. Era como si Yoongi, por el simple hecho de ser así: amargado, adicto a la cafeína, mal hablado, amable, cariñoso y muy, muy en el fondo, sensible, lo hacía... quererlo un poco cada día más, y tenía miedo de romper la tan linda amistad que se estaba formando debido a sus descontrolados sentimientos. Su línea reflexiva fue rota porque el pelidecolorado se acercaba con el café en sus manos.
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El chico de amarillo
FanfictionYoongi a pesar de tener una pésima opinión acerca del sistema educativo y una lista de 30 páginas llena de las fallas de éste estaba estudiando la carrera de derecho a petición de su anciano padre, él no amaba a ese viejo cínico pero luego de años d...