Enemigo (One shot 2/2)

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Narra ____:


No tengo ni idea de cuanto tiempo llevamos corriendo/caminando con Zuko, estaba oscureciendo, ahora, caminábamos los dos callados, él unos pasos adelante, yo solo lo seguía, por Dios... Que desesperada estoy para seguir a este ojo rojo imbécil.

¿Qué con la mascara de Espíritu Azul? —Solté rompiendo el silencio que por bastante tiempo habíamos mantenido.— ¿Tu ego es tan grande qué te crees el Espíritu o cómo?— Solté jocosa mientras lo miraba y alzaba mi ceja. Él se resignó a mirarme mal y soltar un suspiro.

No, solamente necesitaba ocultar mi cara y era lo único que tenía a mi alcance para hacerlo.—Me dijo mirándome entre molesto y triste.—  Además, ocultar esto es difícil si no es con una mascara.— Terminó de hablar mientras señalaba su quemada del ojo. Me sorprendí con la facilidad que habla de la quemada, ya que al ser de Reino Fuego se bien la historia con El Señor Del Fuego. 

¿Por qué robas?—Dije intentando hacer que la conversación tomara otro rumbo.— Eres el Príncipe Zuko, Heredero al Trono, solo digo...¡Puedes chasquear los dedos y vienen treinta sirvientes a dejarte platos exquisitos con los mejores ingredientes del Reino si no es que del mundo! 

Iba a seguir hablando cuando Zuko se detuvo en seco y me miraba enojado, no pude ni reaccionar cuando sentí como Zuko me acorraló contra un árbol poniendo sus manos en mis brazos sin dejarme escapatoria alguna. Muy bien, tengo miedo, señoras y señores, Zuko me tiene acorralada. ¿Por qué me siento más feliz que asustada? Mmm, la magia de las hormonas.

Me miraba serio, sin dejar ningún indicio de dejarme ir. ¿Y yo? Yo estaba rezando por no caer desmayada, gracias.

Se acercó a mi cara mientras yo invocaba a los Espíritus para no tener mal aliento en este momento, sentía su respiración agitada en mi cara, puede que sea por la caminata o porque fui una imbécil que tocó una llaga que todavía le dolía. Nunca me quedo callada, pido perdón.

¿Crees qué me conoces?— Soltó enojado.— Pues no, no me conoces. ¡No conoces NADA de mí!— Siguió hablando con tono cortante.— Puede que conozcas al Zuko que vivía en el Palacio, al niño que su hermana dejaba afuera de los juegos, al niño que pasaba con su mamá en el estanque. Pero al Zuko que fue humillado frente a TODO el Reino por su padre en un Agni Kai donde su propio padre le dejó un marca de por vida. El Zuko que fue desterrado de su Reino hasta encontrar al Avatar. No, a él no lo conoces.

Quede anonadada con sus palabras. Lo observé con seriedad. Nos mirábamos a los ojos como queriendo averiguar que cruzaba en la mente del otro. Me soltó soltando un suspiro para seguir caminando. Después de parpadear un par de veces y tratar de controlar mi taquicardia, la cual no ayudó mucho ya que sentía que iba a caer rendida a sus pies, pero de un paro cardíaco.

Lamento lo que dije, suelo no pensar lo que digo hasta que es expulsado por mi boca, no pensé en  como te sentirías... Porque nunca pensé tenerle importancia la verdad.—Dije de forma honesta, él,  simplemente se giró hacía mí, no entiendo si asombrado o enojado, pero solo asintió y acto seguido continuó la caminata.

El silencio reinaba en todo el trayecto, me sumergí en mi pensamientos tocando temas que siempre tenían de protagonista al joven que tenía a unos pasos de distancia, cuando se giró de forma seria mirándome con el ceño fruncido. 

Aquí estarás segura mientras los soldados dejan de buscarnos.— Soltó entrando a una cueva no tan grande, dando  entender que entre con él, perfecto, a solas con quien me acaba de acorralar, bien ahí.

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⏰ Última actualización: Dec 10, 2021 ⏰

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