El hombre se quito las gafas con la mano izquierda y contemplo al muchacho pequeño que estaba ante el chorreando, se limitó a susurrar: "¡Vaya por Dios!". Luego volvió a abrir su libro y siguió leyendo.
El muchacho no sabía muy bien que hacer, y por eso se limitó a quedarse allí, mirando al hombre con los ojos muy abiertos. Finalmente, el hombre cerró el libro otra vez dejando el dedo, como antes, entre sus paginas, y gruño: "Mira chico, yo no puedo soportar a los niños. ¡No me gustan los niños en absoluto! Para mi no son mas que unos estupidos llorones y unos pesados que lo destrozan todo, manchan los libros y les rasgan las páginas y a los que les importa una mierda que los mayores tengan también sus preocupaciones y sus problemas. Ademas no tengo libros para niños. ¿Esta claro?"
Todo eso lo había dicho sin quitarse la pipa de la boca. Luego abrió el libro otra vez y continuó leyendo.
Al muchacho le pareció que no debía aceptar sin protesta aquel sermón, y por eso se volvió otra vez y dijo en voz baja: "No todos son así".
El hombre levantó despacio y se quito de nuevo las gafas. "¿Todavía estás ahí? ¿Que hay que hacer para librarse de ti, me lo quieres decir?"
"Solo que... no todos los niños son como usted dice" respondió el muchacho.
"¡Vaya!" El hombre encarnó las cejas fingiendo asombro. "Entoces, tú eres sin duda una excepción, ¿no?"
El muchacho no supo que responder. Solo se encogió ligeramente de hombros y se volvió otra vez para irse. "Me llamo Adrian, Adrian Fernandez" dijo el muchacho.
"Un nombre bastante raro" gruño el hombre. "Bueno, de eso no tienes la culpa porque no te bautizaste tu. Yo me llamo Josu Garcia Blanco" dijo el hombre."Bueno, da igual cómo nos llamemos porque no nos vamos a ver más. Ahora sólo quisiera saber una cosa y es porque has entrado en mi tienda con tanta prisa. Daba la impresión de que huías de algo. ¿Es cierto?"
Adrian asintió. Su cara redonda se puso de pronto un poco mas pálida.
"Probablemente habrás matado a alguna vieja o alguna de esas cosas que hacéis ahora. ¿Te persigue la policía, hijo?"
Adrian negó con la cabeza.
"¿De quien huyes?" Dijo el señor Josu.
"De los otros". Respondió Adrian.
"De que otros?" Preguntó con asombro el señor Josu.
"Los niños de mi clase, porque... no me dejan en paz, me llaman cosas. Me dan empujones y se ríen de mí." Respondió Adrian.
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La historia que jamas quise contar
OverigEs una historia que jamas quise contar, todo esta en mi mente, destruyéndome poco a poco.