Mi hembra
Época actual...
Los nervios de Kagome parecían haberse multiplicado, en los últimos minutos pues desde que había entrado en la cocina junto a Inuyasha, este no le había quitado la mirada de encima.
Rayos donde se había ido su tímido y arisco Inuyasha, el que se ponía nervioso con su cercanía y no soportaba mantener por mucho tiempo el contacto visual, al menos no sin no sonrojarse...
Pero no podía ser hipócrita, le encantaba sentir la pesada y decadente mirada de su Inu mientras calentaba el agua para preparar las sopas instantáneas. Era delicioso sentir los pequeños escalofríos que recorrían su cuerpo cada vez que Inuyasha la miraba...
Estaba empezando a pensar que tal vez la situación se pondría "divertida"
-¿Terminaste? -se acercó él dejando su rostro a escasos centímetros de la nuca de Kagome y aprovechando que ella estaba de espadas inhalo su esencia emborrachándose de la misma.
-Aún falta que el agua se caliente solo un poco más. -conteste en un casi como si fuese un suspiro.
Ella espero con ansia el siguiente movimiento de Inuyasha, tal vez que acariciara la tierna piel de su cuello con la nariz o con su boca, si sobre todo con su boca.
Pero nada. No pasó nada.
Se giró bruscamente para verlo y lo encontró tan tranquilo como aun cachorrito que no mata ni una mosca, varios pasos lejos de ella.
-¿Sucede algo Kagome? -pregunto inocente como un niño.
Qué demonios le pasa a ese hombre se preguntó ella, acaso quería provocarla o eran puras alucinaciones suyas. Entre serró los ojos y lo miro llena de suspicacia, como tratando de averiguar lo que él tramaba.
-Nada...solo que el ramen ya está listo. -Puso un tazón de la humeante sopa instantánea frente al hanyou, por unos momento vio al inocente Inuyasha que le pedía que lo alimentara cada dos por tres con ramen, frente a ella, tal vez solo eran ideas suyas después de todo.
Para mantener su mente alejada del pecaminoso inu-hanyou, nada mejor que un buen postre, aprovecho que su madre había preparado su postre preferido. Torta mojada de chocolate. Y se sirvió una buena porción sentándose a acompañar a Inuyasha mientras devoraba su ramen.
Solo por el sagrado momento en que Inuyasha devoraba su ramen, dejo de prestarle atención a la joven miko, lamió el plato como un vagabundo que no ha probado bocado en días y no queriendo desperdiciar la última gotita de tan suculento manjar.
Satisfecho y listo para continuar con su "plan de conquista", levanto la mirada y por un segundo casi sufre una combustión espontánea.
Frente a él estaba la imagen más tierna y erótica que había visto en su corta vida, claro desde el punto de vista de un longevo Inu-younkai.
Kagome saboreaba cucharada-a-cucharada del dulce chocolate.
Deslizando su rosada y húmeda lengua por sus labios para retirar hasta la última pizca de chocolate que pudo haberlos embarrado. Para ella el mundo había dejado de tener importancia y lo único que importaba era el dulce sabor que se deshacía en su paladar.
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como seducir a una miko del futuro
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