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La marca… ¿Para siempre?

Kagome, después de mucho esfuerzo, pudo dejar la comodidad de su cama, podía escuchar la ducha aún encendida, el hanyuo se tomaría su tiempo para calmarse o más bien enfriarse.

Siempre pensó que para el hanyou la comida era lo primero, ahora tenía sus dudas, puedo que el sexo, esté tomando la primera posición.

Bajo despacio a la cocina y sujetando firmemente el barandal, después del todo tendría que llamar a Yuca para que le enviase el contacto de su instructor de yoga.

Su meta después de la graduación, sería conseguir un cuerpo más flexible y resistente… Sino caminar por las mañanas representaría un obstáculo más grande de lo que quería admitir.

"Inuayasha tiene razón, necesito mejorar mi resistencia".

Kagome suspiro y dijo en voz alta.

—Debo agradecerle a mamá, por tener un espacio de la alacena siempre lleno de ramen.

—¿Te dejó un par de minutos y ya empiezas a hablar sola?

Una vos seductora que ella reconocería en cualquier lugar le habló desde atrás. Su olor y presencia la invadieron por completo, cuando él estiró su brazo para recoger el envase de ramen. Sin siquiera rosarla, Inuayasha era capaz de llenarla con su sola presencia, la marca en su hombro hormigueo una vez más y todo su cuerpo se puso en sintonía.

Inuyasha se alejó, sabía que si la tocaba, por pequeño que fuera el roce, su auto control no lo resistiría y la tomaría sobre la mesa o el piso de la cocina.

Por muy bien que sonará eso. Ella, su hembra necesitaba descansar.

Tal vez más tarde…

Kagome estaba paralizada en el mismo sitio.

Inyasha carraspeo para traerla de vuelta a la realidad.

–Perra, tengo hambre.

Y él romance se fue al carajo. Kagome suspiro. Con sexo y todo, al final del día su hanyuo siempre sería el mismo, un glotón, con más estómago que cerebro.

—Dame un minuto.

Sin prestarle atención, puso a calentar el agua en la estufa. Cuando iba abrir los envases de ramen un par de grandes manos se los quitaron.

—¿Inuyasha, qué haces? —preguntó la miko sorprendida.

Inuayasha en respuesta gruño. Pero antes de que Kagome pudiera decir algo más, la tomó de la cintura y la subió a la encimera.

—Siéntate aquí —ordenó el hanyuo y cuando la vio con intenciones de bajar, dijo —quieta perra.

Sin la distracción de Kagome, Inuayasha empezó a preparar el ramen y para sorpresa de la miko, el hanyuo fue bastante eficiente.

Ver su espalda mientras manejaba diestramente la estufa, fue unas de las cosas más caliente que Kagome haya visto.

Sí, un hombre en la cocina, mejor dicho un hanyou en la cocina era muy sexy de ver.

como seducir a una miko del futuro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora