Cap 14: Todo empieza a encajar

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Ian se levantó antes de que el despertador sonara. Estaba tumbado en el sofá y con la tele encendida en el teletexto. Sabía que hoy le tocaba de nuevo volver a la oficina. Se levantó, recogió el vaso de la mesita y cerró la ventana que se encontraba abierta de par en par. Pero algo le llamó la atención: el coche de Martha estaba afuera, aunque no tenía llamadas de ella. Afinó un poco más la vista y descubrió en la parte delantera un espantapájaros. Cuando su cabeza reaccionó, desbloqueó el móvil y llamó a Martha... Una, dos... El móvil sólo comunicaba.

Se vistió con un batín y bajó al coche de Martha. Pegó una patada al espantapájaros e intentó ver a través del cristal. Colocó la mano en el pomo de la puerta y la abrió.

No se lo podía creer. Cogió con cuidado aquella bolsa de plástico y observó que era la cabeza de su compañera. La dejó en su sitio y se sentó en el suelo, sacó el teléfono y avisó a la comisaría.

La policía acordonó la zona y descubrieron el resto del cuerpo en el maletero. Al cabo de unos instantes, el forense encontró el móvil de Martha en la guantera del coche y se lo dio a Ian.

Encendió el móvil y se dio cuenta de que no tenía patrón de desbloqueo. Entró en archivos y vio una carpeta donde ponía "IAN ESCUCHAR". Entró y encontró dos audios, "Primero.mp3" y "Segundo.mp3".

Pulsó el primer audio y escuchó la voz de Martha:

"Buenas, Ian, quizá estés escuchando este audio y yo probablemente esté muerta. Te agradezco todo lo que has hecho por mí, pero quitarme la pistola me dio más motivos para descubrir yo sola la verdad. No he conseguido encajar todas las piezas, pero estoy segura de que tú lo harás. Si yo ahora estoy muerta, es porque nuestro querido espantapájaros mata a las mujeres cuya conducta desaprueba. Hay una relación directa con los días de lluvia, por alguna razón que aún desconocemos. Yo ahora mismo voy de camino a tirarme al alcalde. Bueno... voy en busca del Espantapájaros. Lo estoy provocando por las calles de Santiago. Muchas gracias de nuevo, Ian... Nunca te olvidaré. En el siguiente audio tienes la conversación con Steve. Seguro que sacas algo de ello. Mucha suerte".

Ian pulsó el segundo audio con lágrimas en los ojos, intentando pensar que todo esto era un sueño del que debía despertar:

- Buenas tardes, Steve, ¿puedo hacerle una pregunta?

- Ya he contestado todo lo que sabía-Voz de Steve.

- ¿Por qué fue a la clínica AcVista?-Voz de Martha.

-Fuimos por motivos personales, no voy...-Voz de Steve, justo en el momento en el que Ian paró el audio.

Retrocedió cinco segundos:

"Fuimos por motivos personales".

Lo volvió a parar y lo retrocedió tres segundos: "Fuimos por".

Lo paró una última vez. Aquella palabra, aquel plural, hizo que las neuronas se activaran en la cabeza de Ian. Se levantó, entró en su casa y se cambió. Cogió un coche y condujo hasta la casa de Steve, aun a sabiendas de que sin carnet podía apartarle del caso si lo pillaban.

En diez minutos llegó a la casa de Raquel donde encontró a Steve jugando con su hija Ana, Hizo sonar el claxon que alertó a Steve, quien dejó jugando a la pequeña mientras se dirigía al coche de Ian.

-Estoy ocupado. Además, no tengo que contar nada más.

-Sube al coche-Ordenó Ian.

Steve obedeció y subió al coche de Ian.

-¿Por qué coño nos has mentido, Steve?

-Yo he dicho toda la verdad.

-¿Ah, sí?-Preguntó mientras sacaba el móvil de Martha y ponía el audio en voz alta.-Fuimos, dices Fuimos... ¡En plural!

-Me habré confundido.

Ian cogió la cabeza de Steve y se la estampó contra el salpicadero mientras le amenazó.

-Si quieres que tu hija pueda seguir reconociendo el rostro de su padre, ya puedes estar contándome la puta información.

-Vale, vale, de acuerdo-Steve comenzó a sangrar y llorar al mismo tiempo-Los dos fuimos a la clínica porque... intentamos tener otro bebé... pero era imposible, y ese día nos dieron los informes.

-¿Qué decían?

-Soy estéril de nacimiento-Declaró con lágrimas en los ojos.

-Entonces... ¿Ana no es tu hija?

-Biológicamente no, pero para nosotros dos, yo seré siempre su padre y ella será mi hija.

-Vuestro médico habitual era Rolando, ¿no es así?

-Sí.

-Sin embargo ese día no estaba él.

-No.

-¿Quién le sustituía?

-No recuerdo el nombre, pero en la clínica nos dijeron que él era un especialista en hormonas y que podía encontrar la forma de eliminar mi esterilidad.

-No... No puede ser...

-¿Qué pasa?

-Era este señor-Le preguntó a Steve mientras le enseñaba una foto de su móvil.

-Sí, él era... ¿Lo conoces?

En ese momento, Ian salió del coche y telefoneó a Gustavo Roldán.

-Dime, Ian.

-Necesito una orden de registro y arresto.

-¡Qué pasa, Ian! No me asustes.

-¡Necesito la orden! ¡YA!

-¿Quién es el sospechoso?

-Es el espantapájaros, es nuestro hombre. ¡Es César Úbeda!

* * * * *

Olivia se encontraba cocinando cuando de repente escuchó la puerta abrirse. Se giró y encontró a César.

-¡César! Qué sorpresa, no te esperaba hasta mañana.

-Bueno, me he tomado libre el último día. Estaba harto de esa aburrida conferencia.

-¡Qué bien! Justo ahora estaba preparando la comida. Por cierto, muchas gracias.

-¿Por qué?

-Por ayudar a Ian con su tratamiento.

-Oh, no me las tienes que dar. Sólo intento que descanse mejor por las noches. Él me está haciendo de cobaya de laboratorio.

-¿No están químicamente probadas?

-Por favor, Olivia... entonces no las hubiera recetado yo.

-Tendrás que hablarlo con él.

-Va a ser que ya es demasiado tarde.

-¿Por?

-¿Dónde está Benjamin?

-¿Dónde va a estar? En la escuela.

-Perfecto, ¿e Ian?

-¿Qué diantres te pasa? Él estará trabajando.

-Todo como debe estar-Dijo mientras sacaba dos bridas de la maleta.

-¿Qué haces, César?-Preguntó mientras recibía una llamada de Ian.

-Hoy va a acabar todo esto. Y cómo no... gracias a ti.

-¿Gracias mí?

-Sí, todo eso ha sido gracias a ti. Sin ti no lo hubiera logrado jamás-Sonrió de forma aterradora.

Olivia intentó coger el móvil del bolsillo de forma rápida.

-Deja el teléfono y no empeores las cosas.

Olivia volvió a notar la vibración de su móvil, mientras retrocedía hacia la cocina con cada paso que César avanzaba. Era otra vez Ian. Se despistó un segundo para coger un cuchillo cuando César se le echó encima. Intentó defenderse y gritar, pero algo se clavaba en su cuello. Empezó a moverse hasta que se notó demasiado cansada y durmió al instante.

El espantapájarosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora