capítulo 6

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CAPÍTULO 6

La tarde completamente cálida y la luz del sol radiante entraba por los enormes ventanales de cristal de su habitación. Era un día normal para cualquier otro menos para adrien, pues ese día había decidido dar un gran paso en su vida. Deshacerse por completo de lo que lo hacía sentir culpable.

Después de meditarlo mucho y de tener varias charlas casuales con luka, que ahora después de tantos meses era el invitado de honor (por no decir el único) de adrien. Charlas donde hablaban sobre lo sucedido esa noche en la que todo cambió, pero ya no se sentía como si recordar aquello fuera terrible y agonizante, no desde que luka se quedaba a su lado, lo abrazaba y le decía que no era culpa suya. Luego de pensarlo y meditarlo demasiado, se dio cuenta de que era verdad,  realmente no podía continuar así. A Veces pensaba en luka y en sus demás amigos, en los viajes y las risas, las pequeñas reuniones y la calidez de sentir que siempre estarán ahí para todos. Quería poder ver a luka más seguido, visitarlo en su barco, ir al cine, verse a solas en cualquier otro lugar que no fuera la mansión.

La noche anterior fue a visitar la tumba de su padre, esta vez para despedirse y no para desmoronarse a sobre ella maldiciendo y llorando. Obviamente volvería a ese lugar de vez en cuando, pero lo aria solo después de haber superado su trauma.

– Señor Agreste. – escuchó que tocaban la puerta.

– ¿qué sucede?

– hay una chica abajo que vide verlo.– el silencio se extendió por unos segundos. Adrien realmente no sabía que hacer, era como si la vida lo escuchara de inmediato. se suponía que estaba tratando de comenzar de nuevo, rechazar visitas sería retroceder, además ¿quién era esa chica? – su nombre es marinette du...

–bajo en un momento. – sí, definitivamente era algo que debía hacer. Dar el siguiente paso.

Marinette, marinette, marinette. Como siempre ella, llegando en los momentos más oportunos.

Al bajar las escaleras efectivamente ahí estaba la chica, un poco más adulta de lo que recordaba pero igual de bonita y al parecer distraída como siempre.

Al percatarse de su presencia la chica dio un saltito de esos típicos de ella y dejó de ver en el interior de su bolso donde parecía charlar con alguien. – ho-hola, adrien. – las palabras parecía que le constaban salir de su boca. Solo cuando el rubio respondió a su saludo mari se atrevió a mirarlo. Con tremendo cuidado y detalle lo escaneo de arriba a abajo sin siquiera disimular lo maravillada que estaba de verlo otra vez. con suma precaución se acercó al rubio poco a poco como si fuera un pequeño gatito de la calle y no quisiera espantarlo. – ¿c-co-como has estado adrien?

El resto de la visita fue muy normal y predecible,al menos para adrien, solo con pequeños momentos de fastidio que le causaba su torpeza con respecto al tema de su padre, aunque solo eran pequeños momentos en los que sin querer mencionaba algo relacionado con este. De allí en adelante todo estuvo aparentemente bien, solo hablando de sus vidas cotidianas y de lo que habían hecho en esos años sin verse, y terminó con una despedida agradable, y con adrien incluso prometiendo que volverían a verse.

•°●°•

–¿por qué hiciste eso?

–¿por qué no hacerlo? ¿Acaso no eras tu el que se la pasaba diciendo que hablara con ella?

– si, pero...–

– pero nada. No le des tanta importancia es solo marinette. Tú seguirás siendo mi mejor amigo, no te voy a reemplazar. – sonrió de forma burlona y recostó su cuerpo sobre el tejado.

El gato y La SerpienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora