Agosto 5

77 4 0
                                        

Recuerdo que ese día. Era de tarde, exactamente eran las 6:07. Estaba molesta porque frente a nuestros amigos dijiste que pensabas declarar tus sentimientos hacia mi —como si fuera cierto— te reclamaba por haber jugado con mis sentimientos, parecía no importarte.

Te dije que siguiéramos siendo amigos (me odio por momentos al recordar eso) porque yo quería más de lo  que me ofrecías, yo deseaba más que sexo.

Entonces con toda la crueldad que pudiste tener me dijiste:

“si no estás preparada, por ti espero”

Con una mezcla de sentimientos respondí:

“no esperes por eso, perderás el tiempo”

Seis con diez minutos. Hiciste la pregunta.

¿Quieres ser mi novia?

Me reí, pensé que era una broma cruel. Te dije que no debías hacer eso, no quería una farsa, no quería ser un chiste, no quería ser tu novia bajo tus términos.

“Otra forma no es suficiente para ti”

Espetaste. Volví a reír, quería liberarte de la obligación de cumplir con mis expectativas porque tampoco cumplías las mías.

“Estoy confundido, no pienso mucho en el futuro”

Entendí eso, te expliqué que no me ilusionaras. Te pedí te alejaras, que lo que sentías por mí no me gustaba y que ya había tenido suficiente de dar sin recibir. Me acusaste de extremista, de confundir todo, de sacar conclusiones apresuradas. Y te enojaste, dejaste de hablarme.

Sintiéndome culpable te insistí. Me dijiste que odiabas pelear conmigo, que no querías perderme. Te confieso que quería decirte que yo tenía el mismo miedo, pero me limité a decirte que ya no te preocuparas.

Ocho horas con diecinueve minutos.

"¿Quieres que te ame a pesar de todo?"

Pregunté tontamente

"Si"

Fue tu respuesta corta.

Bueno cariño mío, hasta hoy sigo cumpliendo esa promesa.

Te sigo amando a pesar de todo.

Notas de una chica invisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora