SÍ, ERES TÚ

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--¡YA DEJA DE BROMEAR ASÍ CONMIGO!-- había dicho Ritsu y él solo atinó a reír y dejarlo con los nervios de punta.

--Ya quisiera estar bromeando-- pensó.

En ese punto de su vida se dio cuenta que ya no podía ocultar más lo que sentía.

El chico le interesaba.

Cuando lo vio por primera vez notó que era atractivo, pero al conocerlo mejor descubrió que no solo le agradaba físicamente, sino que todo él le parecía... lindo; sus gestos, su sonrisa, todo. Hasta esa actitud rebelde que solía tener con él. Al aceptar sus nuevos sentimientos se sentía fascinado. Nunca antes había logrado tener tal nivel de interés por ningún otro hombre y le asustaba que las cosas resultaran mal. Dadas las circunstancias, había una gran posibilidad de echarlo todo a perder. Primero, no era correcto sentirse así por un paciente. No era ético. Si alguien se enterara podría tener problemas. Segundo y más importante, Ritsu era heterosexual, y no hay nada peor para alguien como él que haberse enamorado de alguien que no compartía su misma orientación sexual. Si al menos fuera bisexual podría tener una oportunidad pero ese tampoco parecía ser el caso.

Entonces, ¿qué le quedaba por hacer?

Muy poco. Casi nada en realidad. No podía forzar a alguien a quererlo, y en el remoto caso de que algo pudiera surgir entre ellos, tampoco podría llevarse a cabo porque no era correcto, ya que en las circunstancias en la que se encontraban, cualquier paciente que tuviera una relación con su médico sería considerado como un ser influenciable, puesto que está bajo la tutela de alguien con mayor autoridad, por lo tanto, eso podría causarle incluso su cabeza.

Al verse atado de manos sentía que iba a explotar. No podía manifestar su interés hacia Ritsu pero tampoco podía dejar de sentir lo que sentía. Su único modo de liberar en algo aquella carga fue contándole todo a su mejor amigo, Yokozawa, quien por supuesto le reafirmó que algo como eso solo le traería sufrimiento.

A pesar de que Yokozawa y él habían sido amigos por un largo tiempo, fue relativamente hace muy poco que le comentó acerca de su orientación sexual. El motivo para hacerlo fue justamente debido a Haitani, pues este había ido a buscarlo e insistirle para volver, tal y como la última vez. Claro que la noticia le había caído de sorpresa, pero Takano sabía que su mejor amigo jamás lo juzgaría por algo como eso. Al contarle los sentimientos que tenía por su paciente, Yokozawa le dijo prácticamente todo aquello que él ya sabía y trataba de negar: que Onodera no era gay, que se metería en problemas y que lo olvidara.

Cuando sucedió el segundo incidente con Haitani en el que Ritsu descubrió su verdadera orientación sexual, creyó que todo el esfuerzo que había hecho para cultivar una amistad con el castaño se había ido por la borda. Pensó que esa estrecha relación amical que estaban formando y a la que se aferraba para lograr transmitirle aunque sea un poquito de su cariño se quebraría por completo ya que seguramente de ahí en adelante Ritsu marcaría una mayor distancia entre ambos. Al ver el estado de preocupación en el que se encontraba, Yokozawa se ofreció a ayudarlo diciéndole que tomaría su lugar por un tiempo para que pudiera despejar su mente estando lejos del joven. Takano aceptó la propuesta pensando que quizás sería lo mejor; que alejándose de Ritsu seguramente podría hallar algo de paz en su corazón y que volvería a cuidarlo cuando tuviera la cabeza fría, cuando pudiera ser capaz de verlo como a otro paciente más.

No podía estar más equivocado.

Habían pasado algunos días y en lugar de sentirse mejor, cada vez estaba más intranquilo. Independientemente de sus sentimientos, él se consideraba a sí mismo como un buen médico, y no podía tolerar el hecho de delegar sus responsabilidades a alguien más solo porque estaba enamorado de su paciente. Eso no era lo que el verdadero Masamune Takano haría. En ese momento, habló con su amigo y luego de agradecerle por su ayuda, le dijo que él mismo se encargaría de resolver sus asuntos sin dejar de lado sus obligaciones como médico.

Para su buena suerte, las cosas resultaron bien luego de contarle la verdad a Ritsu, obviamente omitiendo sus sentimientos hacia él. Luego de eso se sintió en más confianza y después de la cirugía, las cosas siguieron igual que antes, incluso solía molestarlo más seguido. Aunque no quería dejarse en evidencia demostrando cómo se sentía realmente, aprovechó que el castaño ya conocía su orientación sexual para hacerle bromas dándole a entender que le gustaba. Claro que Onodera no se lo tomaba en serio, pero le gustaba ver cómo se enojaba y su rostro se ponía tan colorado como un pequeño tomate.

[...]

Un día en que se dirigía a la habitación de Onodera para realizar su revisión de rutina, se dio cuenta que la puerta estaba entreabierta. Al abrirla un poco más para poder observar mejor vio que habían dos enfermeras guardando sus utensilios. Al parecer eran dos terapistas que se encargaban de Ritsu haciéndole una serie de masajes que lo ayudarían a recuperarse.

--Disfrutando de la buena atención, ¿eh?-- comenta sonriente, recostándose en el marco de la puerta mientras se cruzaba de brazos. Las enfermeras ríen y tomando sus cosas se despiden de él al pasar por su lado. Este responde de la misma forma cordial.

--Solo vienen a hacer su trabajo-- dijo Onodera con un ligero rubor.

--Lo sé, lo sé, pero supongo que será agradable tener a dos chicas que, además de estar pendientes de ti, vienen a masajearte las piernas todos los días jajajajaja.

--¿Cómo puedes decir tantas tonterías juntas? Seguro es a ti a quien le gustaría que dos hombres le masajeen las piernas y por eso hablas.

--¿Eso crees? Pues la verdad no tengo problema en contarte qué es lo que me gusta y lo que no, así que si estás interesado en saber puedo decirte-- dijo dándole un guiño y mostrándole una sonrisa coqueta.

--Eres de lo peor...-- refunfuñó mirándolo a su lado, pues el médico ya se había sentado junto a él.

--Bueno, yo solo decía.

--No necesitas decir estupideces...

--Ok, ok-- se rindió y empezó con la revisión de rutina, sonriendo de rato en rato al ver el ceño fruncido y las mejillas ligeramente coloreadas del menor.

12/09/21

GRACIAS A TI -yaoi-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora