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Soobin había presentado a Younghoon con los amigos del pelirosa, quienes hablaban sin parar. Yeonjun en su lugar tomaba su café cabizbajo sin prestar mucha atención a los demás.

—Ah, si que los días son laboriosos aquí —el chico que llevaba por nombre Jeno se acerco a la mesa colocando ahí mismo un pequeño pastel de fresas- faltaba el postre, va por mi cuenta.

—Gracias —contestaron todos a excepción de Soobin.

—Beomgyu, tu no puedes comer pastel —mencionó Jaemin— eso sería canibalismo.

—Ay, cállate —rió— eso no aplica ahora, sería cuando estamos solos con Yeonjun.

—¿Porqué sería canibalismo? —Younghoon los miro extrañado.

—Porque Yeonjun dijo que el sabor de Gyu es pastel de fresas— habló Chanhee sonriente.

—¿Sabor cómo? —Younghoon preguntó más confuso.

Todos se quedaron en silencio, Chanhee relamio sus labios y desvío la mirada, sintió que su respuesta era algo que no debía decir. Yeonjun sonrió a su amigo y habló.

—En realidad no es algo muy interesante, desde pequeño he tenido un problema de sinestesia que me permite relacionar palabras con sabores o colores.

—Pero eso suena a algo genial —sonrió el pelinegro.

—También creía lo mismo cuando lo descubrí —Jaemin lo miro— pero eso ha metido en muchos problemas a nuestro pequeño.

— ¿Problemas como cuáles? —Soobin preguntó mirando al castaño.

—Problemas relacionandome con las personas, gente molesta también— Yeonjun sonrió
levemente— Por eso no menciono muy seguido mi problema, tampoco es como que tenga que hacerlo.

Y antes de que otro silencio invadiera el castaño de mechitas se re acomodó en su lugar para hablar en voz alta.

—Bueno, muy serios —sonrió— comamos antes de que anochezca por completo.

Los chicos asintieron para comer y platicar de otro tipo de cosas.

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Jaemin se había ido por su cuenta, Younghoon se ofreció para acompañar a Chanhee y Beomgyu tenía que ir a comprar unas cosas por las cuales no pudo acompañar a Yeonjun hasta su casa, dejándolo así sólo en la parada de autobús.

Yeonjun miraba atentamente esperando cualquier transporte, intentando no pensar mucho en la platica de hace unos momentos. Tres chicos habían llegado también a donde él, escucho como murmuraban algo y volteó a verlos.

—¿De casualidad eres Choi Yeonjun? —cuestionó uno de ellos mirando detenidamente.

—Sí— asintió levemente —¿sucede algo?

— ¡Ahora que recuerdo! —mencionó otro chico señalandolo— hace mucho escuche que saboreas cosas, ¿es cierto?

—No es algo como eso, es más bien un problema

—¿Enserio? —interrumpió el tercer chico— ¿entonces puedes decir a que sabe mi pene—sonrió.

Yeonjun frunció el ceño, ahorro sus palabras para marcharse pero uno de ellos jalo de su suéter acercandolo a ellos.

— ¿A dónde vas? —sonrió— sólo respondele su pregunta, puedes hacerlo, ¿no?

Por personas de este tipo Yeonjun había formado una apariencia antipática, sin mencionar su problema de sinestesia a no ser que fuera necesario, en realidad él era alguien tímido que con confianza resultaba ser alegre y enérgico.

Pero justo en eso momento, sintió que quería esconderse en su cama y llorar.

—Si no quieren que llame a la policía por acoso, larguénse.

Yeonjun busco de donde provenía la voz y cuando miro al chico alto cuyo rostro conocía las pequeñas lágrimas que se encontraban por salir desaparecieron.

Estaba salvado.