EXTRA OO3

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Las luces de la gran casona desbordaban vida y alma a esa helada noche invernal. Aun así prometía ser un gran evento. Todo estaba acordado a ser la mejor noche de ese año y todo bajo el alero del apellido Jiang que en muchos años no robaba las portadas y a los periodistas amarillistas por sobre la gran casa Jin que siempre sobre salían en todo evento.

Esta vez no, esta noche era de Jiang Cheng.

Y este mismo se veía radiante. Nie Mingjue simplemente no podía dejar la maravilla en sus ojos cada vez que se volteaba a verle.

— Estás siendo un anfitrión estupendo. Nadie podría pensar que detrás de esa sonrisa hay un huraño y ermitaño ser que odia socializar.— El susurro al oído ajeno fue cómplice de la confianza y elegancia que ambos hombres portaban. Jiang Cheng rió entre dientes mientras con disimulo le daba un breve apretón al brazo de su marido.

— Si no quieres que los invitados descubran que quien lleva los pantalones en esta relación soy yo y no tu como todos creer, ya mejor cállate. —

La risa de Nie Mingjue resonó por el lugar. Los invitados externos como eran de empresas, amigos cercanos y familiares mayormente de los Nie o Jin solo negaron y otros se contagiaron por la amena energía del líder empresarial Nie.

Todos rieron, todos menos Lan Xichen.

Sus ojos, lejanos a la expresión impostora de una sonrisa amable, no podían dejar de mirar a Jiang Cheng.

¿Era ese de allí el mismo miserable que le rogaba por amor hace años atrás? quería fruncir el ceño, estaba molesto de que se viera tan feliz. Jin Guangyao parece haberlo notado porque una sonrisa cortés y un beso en la mejilla Lan lo hicieron reaccionar.

— Presidente Lan, vicepresidente Jin; bienvenidos sean a esta noche. Espero que su estadía aquí sea amena. —

Jiang Cheng sonaba tan seguro y suave a la vez. Estaba feliz de verlos allí pero no por lo que creía Xichen o al menos, esperaba que este estuviera.

¿Quería verle nervioso o incómodo con su presencia? llevaba años evitándose en reuniones, charlas empresariales, incluso en encuentros casuales como toparse en algún restaurante. Creyendo fervientemente que Jiang Cheng había salido de su agujero depresivo solo para vengarse de él, que por eso mismo le devolvió de forma tan indirecta todo el dinero que le debían a los Lan.

Nada de eso se veía en la sonrisa educada de ese joven. No veía absolutamente nada de lo que llegó a conocer.

— Muchas gracias, presidente Jiang. Mi marido y yo les deseamos un feliz cumpleaños. Presidente Nie, a ambos, agradecemos su invitación para esta noche. Realmente quería compartir tiempo con mi sobrino además mis hijos querían conocer a su primo.—

Jin Guangyao no era cruel. Jiang Cheng no lo sintió así pero a Nie Mingjue esa sonrisa hipócrita no le entró por ningún lugar de su cuerpo.

Dos jóvenes de quince y dieciséis años aproximadamente aparecieron atrás el matrimonio Lan Jin.

Jin Ling con la intención de ir a saludar al famoso Lan Xichen y escupirle en su cara, solo terminó centrando su atención en uno de ellos.

Lamentable fue para Jiang Cheng cuando notó que ambos hermanos centraron la vista en su sobrino y sólo en él. 

 

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