c i n c o '第五章'

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POV Jennie :

¿Alguna vez han escuchado esa teoría donde dice que cuando nacemos, nuestra alma se reparte en dos y ese pedazo de alma qué sé va, lo compartes con otra persona y esa persona es tu alma gemela?, pues Lisa y yo eramos claro ejemplo de que la teoría es verdadera.

Ya había pasado una semana desde lo sucedido, me di cuenta de que Lisa vivía una vida muy solitaria, al igual que la mía.
Su historia era trágica, había perdido a sus papás en un accidente automovilístico, pasó toda su vida en un orfanato de Tailandia, su ciudad natal pero... Nadie la adoptó nunca.

Cuando cumplió la mayoría de edad, tomó un vuelo aquí a Corea, en busca de dejar todo atrás y alejarse de los malos recuerdos qué Tailandia le traía, se convirtió en contadora y ahora tiene dinero, una casa grande pero lo que me ha dejado muy en claro, es que necesita a alguien a su lado para abrazar en las noches.

No me disgusta la idea de ser esa persona, de echo, pensar en que yo podría serlo, me deja una sensación acogedora en el pecho.

La forma en la qué ella me cuida, me hace sentir especial y protegida, no se compara con nada que haya sentido antes, simplemente me gusta sentirme querida después de tanto tiempo.

Lisa es como mi ángel de la guarda, ella apareció en mi vida llenándola de colores, fue gris por tanto tiempo, que ya ni siquiera recuerdo lo que se sentía ver el sol brillar.

Lisa me defendió en la escuela, me dijo que hablaría con los chicos que me molestaban, días después, ellos fueron expulsados permanentemente de la escuela.

Quería enfrentar a mi padre y darle su merecido pero yo no se lo permití, después de todo era mi padre y quería dejar todo atrás, no quería recordar el pasado, pues ahora estaba construyendo un nuevo presente, lejos de todo lo que un día me hirió.

En ese nuevo presente, planeaba tener a Lisa conmigo, pues no solo me salvó de terminar con mi vida, si no que también se metió en mi cerebro y corazón y ahora no podía sacarla de ahí no aunque quisiera.

La diferencia de edad era un problema ante la sociedad, pues Lisa tenia veinticinco años y yo solo diez y siete, a una semana de cumplir diez y ocho.

Lisa no era irrespetuosa, al contrario, siempre respetó el echo de que yo era menor de edad y jamás intentó nada conmigo, incluso algunas veces nuestros rostros estaban tan cerca qué podíamos sentir la respiración de la otra pero al final, ella siempre terminaba yéndose.

Pero no puedo esperar para ser mayor de edad y que esa barrera se rompa, que esa terrible sensación en mi pecho se vaya y al fin pueda abrazarla, besarla y agradecerle a mi manera todo lo que ha echo por mí.

Recuerdo esas palabras que me dijo cuando a penas tenia dos días viviendo en su casa.

- Esta casa se sentía tan vacía pero... Desde que tu llegaste no lo está más - Dijo ella casi en un susurro, acomodando algunos mechones detrás de mi oreja qué caían por mi rostro.

Le sonreía sinceramente, dejando ver mis pequeños dientes qué tanto me acomplejaban  pero que Lisa siempre decía que le encantaban.

Teníamos poco tiempo de conocernos, pero yo sentía que eran años, jamás había conocido a alguien como ella, no se si era porque llevaba tanto tiempo sola, qué cualquier persona me parecía buena, o simplemente porque era imposible encontrar a alguien tan perfecta como Lisa en estos tiempos.

Lo único que sabia, es que ya no estaba sola, yo la tenia a ella y ella a mi, era todo lo que ambas necesitábamos para estar bien.

Esta tarde, le había prometido qué la dibujaría, pues le vio haciendo bocetos en mi cuaderno y dijo que son una obra de arte.

Me ofrecí a dibujarla y ella gustosa aceptó.

Aquí estábamos ambas, Lisa veía el atardecer desde el ventanal de su gran casa porque así se lo ordené, el dibujo debía quedar casi tan perfecto como ella.

Me deleitaba viendo su hermoso perfil, sus facciones tan finas, dignas de un ángel, su respiración calmada y lenta, todo estaba siendo un escenario perfecto, digno de poner en todos los libros de historia y arte de la tierra.

Trazando poco a poco su contorno y después de un rato, terminé de dibujar su nariz y boca, solo faltaban sus ojos.

Sentía que estaba cayendo profundo, me estaba enamorando de Lisa, una chica mayor que yo, estable, adulta, madura y con pensamientos más coherentes qué los míos, estaba siendo un amor extraño pero sobreviviríamos.

La amaba y cada día lo hacía más que el anterior pero ese era el problema, tenia miedo de entregarlo todo y al final, todo fuera mentira.

ℒ𝒶 𝒞𝒽𝒾𝒸𝒶 𝒟ℯ𝓁 ℳℯ𝓉𝓇ℴ '地鐵' Donde viven las historias. Descúbrelo ahora