Día cero.

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Este fic existía hace como un año en mi perfil, por lo que probablemente varios se encuentren familiarizados con la trama, pero como me tomo un buen tiempo escribir un final decente y empece a sentir el estilo de escritura bien feo, lo baje, hoy regresa no porque sea una versión más bonita, sino a petición de MiyuHiiragi esta personita. Esta vez prometo darle un final decente a la trama, muchas gracias por recordar con tanto cariño la historia.

¿Qué esperar acá? Un canon divergence luego de un año de los eventos de BF donde todos estan vivos como debe ser, slice of life, relaciones falsas y comedia barata, porque todas mis tramas son demasiado dramaticas y necesito un fic de confort, so, acá estamos otra vez. Además, adoro las interacciones con la pandilla. Serán solo diez capítulos.
¡Espero que les guste!

—¿Saben por qué los he reunido? —Shorter abre una lata de cerveza antes de arrojarse hacia el sillón, la espuma le escurre desde las yemas hasta las rodillas

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—¿Saben por qué los he reunido? —Shorter abre una lata de cerveza antes de arrojarse hacia el sillón, la espuma le escurre desde las yemas hasta las rodillas. Ash lo matará por manchar sus fundas de terciopelo, son esas de estampado horrendo, esas de Nori Nori y fondo fluorescente, ni siquiera le gustan pero a Eiji le fascinan.

—No estoy seguro, solo nos pediste que juntáramos un montón de comida y te esperáramos acá. —Sing tararea, la grasa de la pizza le chorrea por los guantes y el picor de la salsa le chispea en la lengua, la masa es gruesa, de esa que no le gusta, igual se la traga.

—¿Nos vas a contar o mantendrás el misterio? —Alex trata de estirar sus piernas en vano. Hay demasiadas personas dentro de esa mugrienta habitación en Downtown, la imagen le recuerda a una lata de sardinas o los pitillos que usa.

—¿Qué no es obvio? —Shorter se acomoda los lentes hacia el arco de la nariz—. Tenemos una contingencia nacional. —La pandilla intercambia una mirada perpleja. Aunque no es extraño para el líder de Chinatown dirigirlos, estos últimos días parece especialmente abusivo alrededor de su rol. Kong alza una mano, pidiendo la palabra, un sonido gracioso escapa de la cuerina, se encuentran muy apretados en ese sillón.

—¿Te refieres al romance entre el camaroncito y el jefe?

—Bingo. —Shorter le da un profundo trago a su cerveza, si esta fuese una película, él sería Al Pacino en el padrino. Ese fosforescente polerón amarillo se embarra por el exceso de espuma, las sirenas de policía se escuchan a las afueras del edificio. Ni siquiera seguían viviendo ahí, sin embargo, es un escondite casual—. Ya casi va un año desde la muerte de Dino Golzine, pero Ash no parece haber progresado con Eiji, tenemos que hacer algo.

—¡Tengo una pregunta! —Sing alza la palma con energía, sus guantes se encuentran transparentados por la grasa y pegoteados por el queso.

—No me interrumpas si estoy inspirado.

—¡Dame la palabra! ¡Es importante! —Shorter suspira, tiene una terrible debilidad por su adorable pupilo. No se lo dirá, no obstante, espera que algún día tome el control de Chinatown. Cuando vaya al asilo donde está toda la gente genial, y los lentes se le metan entre las arrugas—. ¡Por favor! ¡Déjame hablar!

¿Cómo casarse con un pandillero en diez días?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora