Capitulo 2 (1/2)

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Mi corazón latía a todo ritmo después del entrenamiento, lamentablemente ser porrista no solo era lucir bonito y gritar porras, nadie confiaría en dejarse lanzar 2 metros en el aire por alguien que no esté entrenado.

Apenas eran las 8 de la mañana y aún faltaba un largo día de escuela, todas las chicas caminaban juntas a la ducha en sus grupos de amigas mientras los hombres seguían corriendo en el campo.

Una figura larga, de cabello rubio que brillaba bajo la luz del sol, resaltaba por su altura entre las chicas.

—Oye, Nancy ¿Quién es la rubia alta que está con Lisa ? — esta última apartó la mirada del celular.

—Ah, se llama Mihael pero prefiere que le digan Mello, es género fluido, sus pronombres son neutros.

La mire con una pequeña sonrisa, Nancy era la chica más dulce de toda la escuela, era tan sencilla que era fácil hablarle y tan amable que te hacía quererla como a una hermana.

Mello volteo y nuestras miradas se cruzaron, tenía un rostro fino con unos profundos ojos azules que parecían translúcidos a través del sol.

Dejó escapar una pequeña sonrisa y guiño el ojo haciendo que el estómago me diera un vuelco, Nancy lo noto soltando un ligero codazo en mis costillas

—Tiene un rostro muy lindo ¿no? ¿Quieres que les presente?

—No se, no creo que yo le interese.

La semana había pasado bastante rápido entre exámenes y entrenamiento apenas era capaz de pensar en otra cosa que no fuera mantenerme despierta.

Frente a Nancy abrí la lata de Monster y destape el café negro puro que acababa de comprar.

—Eso te va a dar un paro cardíaco. — dijo oponiéndose a que los mezclara.

—Ya se, necesito aprobar para conseguir la beca deportiva.—

A la mesa se sentó Mello que venía con algo de comida, llevaba el pelo atado en una coleta de la que se escapaban unos mechones a su rostro.

—¿Estás preparado para el examen de química? Ay Mells, no estudie nada. — soltó Nancy tomándole el brazo amablemente mientras se hundía en el asiento. Momento que aproveché para vaciar la lata dentro del vaso de café.

—Te va a dar un paro cardíaco— dijo Mello mirándome con asombro.— si estudie, aunque el imbécil de Nate probablemente siga sacando el primer lugar.

—¿Quién es? Jamás escuché de un tal Nate.

—Ahg, es el lame botas del profesor Lawlaite, menea la cola cada vez que lo tiene enfrente. Una vez lo vi salir de la escuela muy tarde, dicen que se acostaron en su oficina.

A veces cuando veía a Mello pensaba en Taylor Swift, otras en aquel modelo andrógino, al igual que pensaba en Regina George, sobre todo si el tema de conversación era su hermanastro Nate.

Era un humano extraordinario , independiente de sí se veía femenina o masculino, era inteligente y si tenías la fortuna de no ser Nate era bastante agradable aunque muy competitive.

Las salidas con Nancy y Mello eran algo fuera de este mundo, elegir ropa, desayunar los fines de semana y salir a donde sea era muy divertido.

Hasta que me di cuenta de algo, algo muy incómodo, inconveniente y problemático.

Me gusta Mello.

Esa idea ha sido un problema, no puedo dejar de temblar cuando nuestras rodillas se chocan cuando se sienta a mi lado, y no soporto ver como su cabello brilla durante los entrenamientos en trenzas sueltas que parecen cadenas de oro.

Mi pecho se infla cuando le veo reírse mientras Nancy hace el bobo metiéndose pelotas en el short para que su culo se vea enorme.

Y sobre todo no importa cuanto intente alejarme, siempre acabo embriagada en su esencia de chocolate amargo.

En mi defensa, esa paloma salió de la nada.

En realidad en ese instante me aterre más por el sonido que por lo que sentía y luego me desmayé al verlo. Mi pierna, mi amada pierna partida a la mitad con hueso fuera.

—Si te atreves a pintar una verga le diré a todos que me dejaste caer.

Mello soltó una pequeña carcajada, Nancy y elle han sido ángeles después de la caída. Llevándome de aquí para allá, cargando mis cosas y haciendo de todo para que no me sintiera mal por no poder participar en el juego de fin de mes.

Pero aunque recibí 12 puntadas e ir al baño es como danzar en patines mientras la otra persona intenta no mirarme los genitales, es realmente lindo tener a Mello cerca todo el día.

—¿Entonces quieres un chocolate? —

— Claro, solo no tarden, podría irme corriendo.—

Entraron a la cafetería mientras esperaba a unos metros en una banca—

—Es muy amable a pesar de que siempre esté solo, tal vez deberían salir.

—No lo sé, tal vez no nos llevemos también como antes . Tal vez el Matt que conocía no es el mismo que es ahora.

—Tal vez es uno mejor.

Y si, esto me dolió más que la pierna rota y las 12 pulgadas juntas. 

Death Note One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora