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─── Estoy seguro de que puedo aguantar más abajo del agua que tú.

Expreso el príncipe Wilhelm mientras le tironeaba agua del lago a su novio, estaban pasando vacaciones en su casa del lago junto a su familia, y. . . aunque la reina en el primer momento no se vió precisamente alegre por la idea de la presencia de Simón en la casa el joven heredero le supo convencer. «Sin escándalos, Wilhelm» fue lo que dijo y considerando que la casa estaba llena de personas de seguridad por todos lados, no habría ningún escándalo. (o así se supone).

─── ¡No me retes príncipe! — expreso Simón en lo que se convirtió en una competencia para ver qué pulmones tenían mejor calidad. Se podría decir que se lo estaban pasando en bomba, eso era lo importante. A Simón le gustaba pasar mucho tiempo con Wilhelm y al contrario también, eran tal para cual.

«1:00AM»

Wilhelm veía el techo boca arriba, estaba sin poder dormir, el joven sufría de insomnio últimamente y no sabía debido a que ¿Será por la constante presión de pronto liderar un país, el constante echo de tener que esconderse de lo que realmente es ante su pueblo, el hecho de. . . no tener a su hermano estás vacaciones? Wilhelm extrañaba mucho a Erik, el siempre tenía buenos consejos, le gustaría saber qué opina él de la situación en la que está viviendo actualmente.

Se levantó cansado de su cama liberando un suspiro, saliendo de su habitación rumbo a la cocina por algo que masticar para la ansiedad. Camino hasta la nevera pasando la isla (mesa en medio de la cocina) de aquel lugar y al abrirla visualizo con la mirada las cosas que está contenía en su interior hasta que ¡Bingo! saco un paquete de Oreo de los adentros del electrodoméstico «¿Quien mierda guarda las oreos en la nevera?» pensó con el ceño fruncido mientras se echaba el cabello para atrás y las ponía sobre la mesa.

En el pasillo se escuchaban algunos pasos, algo que ni el adolescente le prestaba atención pues ya era costumbre tener a gente en vigilancia las 24 horas. Lo que si le interesó y hizo que casi se atragantara con una oreo que tenía en la boca era que se trataba de Simón que estaba entrando por el pasillo y se quedó inmóvil con los ojos bien abiertos rezando que no fuera alguien de la realeza real o con quien tuviera que mantener una conversación (quizás podría ser incómodo), sin embargo su semblante se relajo cuando vio que solo se trataba de Wilhelm (que irónicamente también es de la realeza).

─── Pensé que todos dormían. — dijo el de rulos acercándose con una media sonrisa a la nevera y sacando un pote de crema batida que atentaba con ser devorada, Wilhelm le observaba cuidadosamente y cuando Simón se volteó hacia él, el príncipe se volteó a seguir con su paquete de galletas. ─── Hey ¿Todo en orden, corazón?

─── No podía dormir ¿Tú tampoco?

─── No, se siente asqueroso el echo de que tu madre nos obligue a dormir en habitaciones diferentes, las habitaciones grandes dan escalofríos.

─── Capaz piensa que los gemidos de dos hombres no la dejaran dormir.

Simón suelta una carcajada al comentario y Wilhelm sonríe por cumplir su cometido, le encanta ver sonreír a Simón, para él no hay persona más linda y tierna en el mundo que él.

─── Entonces. . . — Simón bate la crema batida y come un poco de esta mientras seguidamente habla con la boca llena — ¿Que quieres hacer?

─── ¿Ahora mismo? — Simón asiente y Wilhelm determina su respuesta unos instantes. — Ahg~ yo. . . no tengo ningún plan en este momento.

─── ¿Que tal el lago? — Propuso tranquilo mientras su vista se fue al paquete de oreo y como el príncipe las comía.

─── ¿Quieres morir de hipotermia? — Le expreso de manera irónica este con la mirada perdida. Como analizando la propuesta.

─── ¡Vamos Wilhelm es verano! — Se levantó de la silla eufórico mientras tomaba de la cintura al rubio y lo jalaba un poco para levantarle ánimos. Haciendo que Wilhelm se sobresaltara un poquito por la cercanía. — Además yo. . . Quiero ver las estrellas contigo — Agrega en un susurro.

─── Cállate, nos vas a meter en problemas.

Regaño Wilhelm exterminando con la mirada a Simón por las risitas que este no se podía contener y la adrenalina que estaba pasando, caminaban por el jardín tratando de esquivar a los guardias que no eran precisamente pocos pero que al fin y al cabo pudieron pasar sin ningún contratiempo hasta dejar atrás la casa y meterse en el pequeño bosque. Y mientras Wilhelm tomaba de las manos a Simón que iba detrás de él, guiandole hacia la orilla que hacía resplandeciente por el reflejo del cielo, los ojos de Simón brillan mientras su boca se abre un poco, estaba conmocionado por la belleza del lugar en las noches, sin luz, sin ruido, solo él y la persona que amaba. Y eso le encantaba.

Wilhelm se sentó justo en la orilla quitándose las sandalias para sentir las piedras arenosas y frías, respirando un poco el aire fresco que este emanaba, Simón le observa en silencio y decide sentarse a su lado, le encantaba como la luz de la luna hacia ver a Wilhelm, su cabello era hermoso y las fracciones de su rostro le iban a derretir en cualquier momento, recorre con la mirada de la nariz tan perfectamente perfilada y envidiable a los ojos, esos ojos marrón que analizaban el agua pensativos «Si esto es un sueño, por favor que nadie me despierte» pensó el castaño.

─── Mi hermano y yo. . . — Dijo Wilhelm por fin rompiendo el hielo, en voz baja volteando a ver a Simón — solíamos hacer esto a veces, nos escabulliamos algunas noches y veníamos aquí a ver las estrellas y luciérnagas — suelta un gemido, se escuchaba adolorido. — Yo realmente lo extraño.

Simón puede percibir la lágrima saliente de los ojos de Wilhelm, siente el corazón arrugado por como se está sintiendo en este momento junto a él, frágil, a punto de quebrarse, ahí entiende el esfuerzo que hace Wilhelm por permanecer firme y cuerdo, algo que le hace admirarlo aún más, aún en si no opina nada, solo voltea y observa también el lago y las luciérnagas que ya comenzaban a salir alumbrando un poco el lugar, luego siente como Wilhelm se inclina hacia él y Simón le abraza tan protectoramente como puede, y desea nunca soltarlo.

Wilhelm tenía un buen presentimiento de estas vacaciones, mientras Simón estuviera a su lado nada podría salir mal. Se inclinó un poco para verle, sus ojos se encontraron y sintió el mundo hacerse chiquito por un momento, un mundo donde solo existía ese lago, Simón y él y las demás personas en lo suyo, sin molestarlos, un lugar donde pueden ser ellos mismos sin objeciones de los demás. Le dio un beso, uno inocente, uno de amor; un beso de dos almas que están destinadas a estar juntas por fin encontrándose. Las luciérnagas se abren paso ante ellos, y adornan el lugar en un momento perfecto. Un momento de paz.

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Parte de la inspiración tomada para hacer este escrito fue por el libro "Rojo, Blanco y sangre Azul" se los recomiendo<3. La segunda parte llegará en breve.

🍫𝗖𝗵𝗼𝗰𝗼𝗹𝗮𝘁𝗲 𝗮𝗻𝗱 𝘀𝘁𝗿𝗮𝘄𝗯𝗲𝗿𝗿𝘆𝘀🍓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora