Los colores del castillo de Drottningholm atrapa la atención de Simon, quien cree que no sería posible recorrer tan grande arquitectura en un solo día, en cada largo pasillo solo hay más y más habitaciones, piensa que detrás de cada puerta tal vez haya otro pasillo aún más largo. muchas habitaciones estaban pintadas con aquellos colores verde aqua y dorado, al igual que las salas, para lo demás era un simple color crema en las paredes y el rojo granate era utilizado para las alfombras.
Llega a una sala, frente a la chimenea hay un pequeño espejo en el cual se acerca para verse, todo anda bien.
—¿Como va tu expedición? —El príncipe aparece, recargándose en el umbral de la entrada.
El venezolano da un pequeño salto en su lugar y voltea a mirarle, acercándose lentamente para luego regalar un suave beso en los labios de su novio, Wilhelm meneo la cabeza complacido.
—Creo que perdí la cuenta de a cuantas habitaciones he entrado ya.
—Te acostumbraras, y si no, puedo mandar a hacerte un mapa para que no te pierdas. —Hay una pequeña sonrisa en el rostro de Wilhelm, Simon, en cambio, rueda los ojos sin entender el chiste —Mamá te espera.
Ambos caminan por el pasillo tomados de las manos, Wilhelm nota a Simón algo inquieto y antes de entrar al salón principal se posa frente al moreno.
—No tienes que hacer nada de esto si no quieres —Espera una respuesta, pero lo unico que recibe es una suave sonrisa del menor —Solo digo que no tienes nada que probarles, ni siquiera a mi madre.
—Quiero estar contigo Wille, solo son etiquetas, se que puedo aprenderlas.
Wille sabia que eso era cierto, pero no del todo, seguir reglas, etiquetas, actuaciones fingidas, todo eso te carcomia poco a poco dentro de aquel mundo.
—¿Seguro? Porque si cambias de opinión estas en todo tu derecho de...
—...No me perdere una fiesta real por nada, rubio. Y por lo que estoy enterado estas ayudando a Yanolov con la organización.
El cuerpo del principe se tensa repentinamente luego de la interrupción de Simón, no por eso o por su detenimiento a estar a su lado, si no por lo ultimo, y eso Simón lo nota al instante, dandole un apretón no muy fuerte en la mano para sacarle de aquel pequeño trance en el que entro.
—De hecho no lo estoy ayudando, era solo una excusa para una sorpresa que te tengo.
El venezolano niega sonriente ante la confesión, por alguna razón pensó que seria algo peor —¿Y se puede saber qué es?
—Uhmm, es que si te lo digo dejaria de ser sorpresa amor y, para variar, me he estado esforzando mucho en ello.
—Anda, no seas malo.
El celular de Wilhelm suena —Uy, salvado por la campana, te busco en un rato, suerte.
Regala un ultimo beso en los labios del moreno para contestar la llamada y caminar en dirección contraria, Simón traga saliva y observa la puerta frente a él, contando hasta tres para abrirla y entrar silenciosamente.
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🍫𝗖𝗵𝗼𝗰𝗼𝗹𝗮𝘁𝗲 𝗮𝗻𝗱 𝘀𝘁𝗿𝗮𝘄𝗯𝗲𝗿𝗿𝘆𝘀🍓
Romancecosas aleatorias sobre la serie que escribo cuando tengo imaginación.