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Portorosso

Massimo: Alberto, Alberto, Alberto (lo llamaba desde la cocina)

Alberto: ¡YA VOY! (grito Alberto algo fastidiado)

Massimo: Que pasa Alberto te estoy esperando (abriendo la puerta)

Alberto: Ya casi salgo (frunciendo el ceño algo molesto)

Massimo: Date prisa o llegaremos tarde

Alberto: Claro...

Alberto salió de mala gana para acompañar a Massimo, justo saliendo de la casa el señor le lanza una red en forma de jaula a las manos tomándolo desprevenido.

Massimo: Rápido Alberto que no tenemos mucho tiempo, no quiero que nos ganen el mejor lugar recuerda que solo 1 vez al año nos permiten pescar langostas.

Alberto: si ya lo sé me lo llevas repitiendo todo el mes y un mes antes y otro antes que ese (arto)

Massimo: Espero no olvides nada porque no regresamos hasta la tarde.

Alberto: lo sé y no, no olvido nada (colocándose una mochila en la espalda)

Ambos abordaron el bote e hicieron un chequeo del equipo, materia, estado del bote y por supuesto comida, al confirmar que nada hacía falta partieron en su viaje a altamar. Massimo estaba en el timón y Alberto amarraba las velas y tenía todo listo en la proa, el sol todavía no había salido, las únicas luces eran las estrellas lo cual era bueno pues esto les servía como guía.

Alberto: señor esta todo bien (volteando a ver a Massimo)

Massimo: Claro que si niño, parece que no sabes con quien estas tratando.

Alberto: Si lo sé, pero es que no alcanzo a ver nada y no quisiera que nos estrellemos.

Massimo: Ja, te preocupa ahogarte chico.

Alberto: yo no puedo ahogarme, pero en las profundidades hay animales más grandes y peligrosos, más que nada me preocupa usted.

Massimo: tranquilo chico no hay nada de qué preocuparse, las estrellas no guían además en poco tiempo estaremos rodeados de barcos pesqueros que viene a ganarnos con las langostas.

Massimo: Me preocupa mas no haber salido antes, que lo que puede haber abajo en el mar.

Alberto miro asombrado a Massimo y sonrió

Alberto: wow cada vez me sorprende más (hablo para si mismo)

Massimo: ves a lo lejos esa pequeña luz.

Alberto: Si

Massimo: pues ahí es a dónde vamos.

Los vientos soplaban fuertemente la marea era amable y los dirigía a su destino sin mayores dificultades. Llegando al lugar ya se divisaban algunos barcos Massimo fastidiado solo crujía la garganta y le ordenaba a Alberto alzar las velas y soltar las anclas, en el punto que Massimo consideraba era el mejor lugar.

Massimo: aquí Alberto este será el lugar, ve preparando las jaulas mientras yo preparo la carnada (con voz autoritaria)

Alberto: Claro señor.

Alberto sabía, que en casa su padre podría ser un osito panda, pero en el mar era un sargento que ordenaba con una voz de autoridad que hacía que obedecieras hasta la más estúpida de las ordenes, esto le encantaba a Alberto y lo respetaba cada vez más.

Alberto: Señor y tengo listas todas las Jaulas, (acercando la última jaula)

Massimo: Bien, carga las jaulas con carnada y átalas a estas cuerdas que ya preparé, tenemos que darnos prisa los otros barcos ya se nos adelantaron (frunciendo el ceño).

Tu izquierda yo derecha (Luca x Alberto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora