Capítulo 11 - 5ta Sesión - Sanar

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"La única pieza que aún permanece está en estas cicatrices, está en este dolor.
Mi corazón se aferra, Sangro por amor.

Cuando me haya ido, Cuando me haya desvanecido, es el aire que respiro mi único legado"

—¿Es la última caja, Señor Kim? —La voz del auxiliar de mudanza hizo eco en las paredes vacías, aquellas que ahora no contaban con toda su historia, pues todos los objetos del apartamento estaban en el camión de la compañia que había contratado, e...

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—¿Es la última caja, Señor Kim? —La voz del auxiliar de mudanza hizo eco en las paredes vacías, aquellas que ahora no contaban con toda su historia, pues todos los objetos del apartamento estaban en el camión de la compañia que había contratado, estacionado en la calle frente al edificio.

—Sí.—Seokjin suspiro y lo observó un momento. —¿Le importaría darme unos minutos a solas?.

—Por supuesto. —Hizo un gesto sujetando el final de su gorra y asintió, saliendo del apartamento con la última caja en brazos.

Seokjin se sentó en el suelo poco a poco y finalmente, observó su alrededor.

Sonrió con tristeza y deslizó sus dedos por su cabello, alborotando sus mechones ahora púrpuras. Las cosas no habían salido bien, un fracaso de niveles desproporcionales que además había sido incentivado por los eventos que ocurrieron en ese concierto de media noche.

Y que lo llevaron a estar ahí, en su casa ahora vacía.

—Has sido mi casa por un largo tiempo, casi una década. —Murmuró, su voz haciendo eco en la habitación vacía. —Empecé con un sueño, te decore ilusionado, consciente de que aquí viviría por mucho tiempo y que mis experiencias te tendrían como única testigo de la persona que soy, de mis emociones y de lo que sentí, hice y pensé. 

Suspiro. —Pero ahora todo ha terminado y para sanar, debo empezar en otro lugar. Ahora serás el sueño de alguien más, de un nuevo propietario que espero se quede más tiempo que yo y sea feliz. —Seokjin apartó las lágrimas de sus mejillas y negó con una sonrisa. —Siempre serás mi casa en mi corazón, gracias por todo lo que compartimos.

Acercándose a la puerta, observó por última vez su saloncito, el pasillo, las ventanas y la lámpara colgante antes de cerrar a sus espaldas. Más tarde estaba en un autobús, el sol brillaba en lo alto del cielo y los campos y sembrados en sus eternas hectáreas eran todo lo que podía ver en el paisaje que lo acompañaba.

Sentado en una silla incómoda del autobus y con la ventana abierta, respirando el aroma del campo y sintiendo como sus cabellos se desordenaban por el viento, recordó porqué se estaba mudando a otra ciudad llamada Louder, sin compañia, con su equipaje esperando llegar horas después y... Dirigiéndose a su nueva casa, grande, vieja, quizás con más goteras que techo pero, era una nueva aventura.

Hotel para Divorciados - NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora