Daichi le aconseja a un confundido Tsukishima que escriba cosas sobre Yamaguchi para poder aclarar sus sentimientos.
Prólogo +10 caps + epílogo
Cr al autor de la imagen de portada.
Tsukishima no podía creer que se le hubiera olvidado una de sus cosas favoritas de Yamaguchi, físicamente hablando, por supuesto.
Y es que daba igual que tal alto fuera o llegara a ser Yamaguchi, las pequeñas pecas que adornaban sus mejillas siempre iban a darle un adorable aspecto infantil. Y si a eso se le suma su personalidad y su voz...
Las pecas acompañaban a la perfección lo que era el carácter de Yamaguchi, eran tan...tan él. Esa era la expresión, Yamaguchi sin pecas no era Yamaguhi.
Sin embargo, Yamaguchi le había dejado bien claro en varias ocasiones que las odiaba.
Tsukishima no sabía si las odiaba por decisión propia o si tenía algo que ver con todo el acoso que recibió Yamaguchi en primaria. Todavía recordaba como se tuvo que meter con esos niñatos que se metían con su mejor amigo: a veces por sus pecas, otras por su pelo, su voz, su actitud, altura...
Y esas cosas le habían generado a Yamaguchi muchísimas inseguridades, en especial a la hora de jugar al voleibol.
Aquel día precisamente Yamaguchi no había jugado demasiado bien, y no era el único, ya que debido a los partidos cercanos, algunos profesores habían adelantado exámenes y los de primero estaban bastante estresados.
-Voy un momento al baño -se excusó Yamaguchi con una falsa sonrisa.
-¿No ha ido justo antes de entrenar? -cuestionó Suga.
Tsukishima parecía saber cuales eran las intenciones de Yamaguchi, es decir, se conocían desde mucho como para no saberlo, así que con la misma excusa tsukishima salió del gimnasio rumbo a los baños.
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Confirmó sus sospechas cuando vio a Yamaguchi en el lavabo mirándose al espejo. Parecía estar intentando retener las lágrimas, fallando en el proceso, ya que algunas estaban empezando a salir.
-Yamaguchi.
El mencionado se sobresalto y al ver de quién se trataba limpió bruscamente sus ojos, como si haciendo eso Tsukishima fuera a ignorar el hecho de que lo había visto llorando.
-¡Tsukki! No...¿no deberías estar entrenando? -otra sonrisa falsa.
-Tú también, pero aquí estas -replicó el otro.
-Bueno...es que...
-Yamaguchi, no intentes mentir. Lo haces fatal. Has llorado.
-Eh...bueno, yo solo he estado un poco...despistado, por eso hoy estoy siendo tan penoso...
-¿Despistado? ¿Por los exámenes?
-No solo por eso...-susurró.
-¿Qué?
-¡Nada! los exámenes, sí, estudio mucho...
-Y no estás siendo penoso...
-Tsukki...
-El último saque ha sido muy bueno -reconoció el rubio.
-Gracias...
Y ahí estaba la sonrisa que Tsukishima quería ver. La sincera, la que dejaba ver perfectamente quién era Yamaguchi. Y puede, solo puede, que Tsukishima se sintiera un poco mejor por haber ayudado de alguna forma a su amigo.
-¿Vamos?
-Adelántate, no quiero que los demás se preocupen y todavía se nota que he llorado.
Tsukishima asintió dándose la vuelta para abrir la puerta, pero justo antes de hacerlo, paró en seco y tomó todo el aire que pudo. Podía hacerlo, sabía que cuando Yamaguchi fallaba en algo las inseguridades le consumían y que hacía falta darle algún cumplido para que supiera lo mucho que era. Tú puedes. tú puedes...
-Yamaguchi.
El nombrado se giró mirándole directamente a los ojos. Tsukishima tragó y trató de regular su respiración.
-¿Sí?
-Me gustan tus pecas.
Y sin esperar a recibir respuesta cerró la puerta del lavabo permitiéndose respirar y sin ser consiente de que al otro lado de esta, un sonrojado Yamaguchi estaba a punto de desmayarse.
