Día 3.

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La historia empieza hace unos ocho años atrás cuando tenía 7 años siempre fui una persona gorda si GORDA, no hay otra palabra para describirlo, como siempre fui gorda y las personas me lo hacen saber de una manera tan cruel, no sabía porque era gorda y mis “amigas” no, no sabía porque me discriminaban, es difícil para una persona así crecer  en un mundo donde la apariencia física es más importante que los sentimiento y la inteligencia y aún más difícil cuando tienes solo 7 años de edad, la edad en la empiezas a acomplejarte de ti misma, ya para cuando tenía ocho años estaba tan destruida mi autoestima que guindaba a llorar sola en mi recamara no me gustaba que las personas me vieran llorar, un día mi mamá me escucho gritar y llorar y me preguntó que pasaba y lo único que supe responder es que me había golpeado el dedo pequeño del pie con la pata de la cama, después de ese día me dediqué a buscar formas de llorar sin gritar ni botar lágrimas… Pasó un tiempo pero encontré la hojilla ella me hacía sentir en cada uno de sus filos que se puede fingir ser feliz.

Cada día eran peores y más profundas, trataba de no cortar hacia abajo en mis muñecas, sabía que podrían pasar cosas malas, pero no lo hacía mucho en mis muñecas solo cuando no había espacio en las piernas, llega un momento en el que tenía tres meses cortándome, llegó al grado en el que me gustaba y empieza a ser más seguido, y eran peores cada vez que me criticaban por mi peso de vez en cuando  vomitaba cada vez que comía *algo de lo que no me siento muy orgullosa* o simplemente no comía por días era muy difícil, pero después de un tiempo dejé de hacerlo me bastaba para ser fuerte la hojilla, lo que no encontré en una persona la encontré en ella *el apoyo*

El diario de una chica suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora