Día 4.

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Cada corte en mi piel era un “sal y diles a todos que estas bien que no hay porque preocuparse" cada corte valía mucho, después de un tiempo yo seguía haciéndolo, pero nadie se daba cuenta de que yo estaba mal, mi sonrisa (la sonrisa caída) esa sonrisa que guarda tantas cosas, tantas malas palabras, era la sonrisa que todos tomaban y pensaban que estaba bien, “I’M FINE”.

Un día después de que ya llevaba un tiempo ya haciendo esto de cortarme, un día por mal, estaba muy mal y corte hasta abajo, yo estaba aterrorizada, salía mucha sangre, estaba muy mal, no me gustaba ver salir exceso de sangre, mis ojos poco a poco se fueron cerrando.

Cuando despierto estaba en una habitación totalmente blanca, solo veía una luz blanca, cuando entro un poco más en razón veo algunas máquinas raras, no me acordaba de nada, lo único que pensaba por mi mente era la sangre derramada en el piso, ese fue el momento en el que supe que estaba en el hospital y que esa sangre significó algo MUY MALO.  

El diario de una chica suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora