La familia Sawamura, nadie sabe de la familia de su pitcher ruidoso, ninguno de ellos sabe quienes son, es poco lo que su castaño les dice;
Su abuelo, una vez lo conocieron en un partido sin embargo fue lo unico que supieron. Sus amigos, aquellos ch...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Si alguna vez me golpean ¿Se los regreso?
Una pequeña gota bajaba por su cien, esa pregunta fue demasiado estúpida para ellos siendo lo que son.
—Eijun, si alguien llega a tocarte no dudes es triturar lo —de su bolso saco una cajetilla de cigarros. —Escucha, si llegas a recibir un golpe o una bala tienes que hacer lo necesario para vivir, eres alguien importante y muchos se preocupan por ti. No los dejes sin esperanza, tienen Fe en el próximo líder
—Pero Haruki...
—Nada de peros Eijun, como primer ejercicio tendrás que esquiar mis golpes y mis balas —saco un cigarro guardando la caja, lo puso en su boca y con el encendedor azul que hacia en su bolsillo lo prendió.
—¿Eh? —sin dejar que hablará más, el mayor comenzó dando golpes y patadas al castaño, que con dificultad esquivaba —¡Espera! Haruki, esto es ¡agh! —grito al sentir una presión demasiado fuerte en su estómago cayendo al suelo
—Concéntrate así no podrás escapar de las balas, tus brazos fuertes no son lo único que necesitarás para sobrevivir —al dar la primera calada de su cigarro, saco una manopla con picos y un arma —Hagamos que sea más entretenido, el dolor te hará más fuerte
Dio otra calada para sonreír de lado, Eijun solo ahogo un grito, sabía que estaba perdido, un entrenamiento así lo dejaría en cama.
—Estoy muerto
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Creer que has perdido todo solo te da dos opciones; parar o seguir.
Ver a la persona más alegre y escándalosa que has visto tirada ahí, en el campo sin moverse, sin dar una señal de vida los corazones latir más rápido como si en cualquier momento pararían, la respiración se va y el dolor crece. Eso es lo que el equipo y el entrenador sentían y observaban, su amigo, kohai, compañero y alumno en el campo.
