Mi Juego de Heroes

Capítulo 43: Lección 40

Eri se sentó en el columpio, esperando. Había colocado al oso en el otro columpio. No quería estar cerca de él, pero no se atrevía a tirarlo.

Nadie la había mirado en el autobús. Como siempre le había dicho Overhaul. A la gente no le importaba. Habían renunciado a ayudar a los demás y se lo dejaron a los Héroes. No es que Heroes la ayudara tampoco.

El hecho triste era que, en la era de Quirks, la niña solitaria podría no estar sola y tal vez ni siquiera sea una niña. Así que mientras no haya nada obviamente mal ...

Pero nii-chan lo había hecho. Y sus amigos y profesores. E incluso su mamá. Entonces, tal vez Overhaul no estaba bien. Ésa era una razón más para salvarlos.

Miró a su alrededor con cautela. La última instrucción había sido esperar a que alguien la recogiera.

"Eri."

Ella miró hacia arriba con sorpresa y miedo cuando una voz ronca la llamó por su nombre.

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"El oso está en el parque", dijo Overhaul, "es hora de moverse".

"No lo entiendo", se quejó Rappa, "¿por qué no estamos esperando más cerca?"

"Tres razones", se quejó el jefe de la yakuza, "En primer lugar, si estuviéramos demasiado unidos y ella nos traicionara, entonces estaríamos bajo custodia ahora, o al menos peleando. En segundo lugar, no podíamos estar seguros de cuánto tiempo tomaría para que ella consiguiera el oso o cuándo podría irse, así que necesitábamos un lugar cómodo para esperar. Y también porque no estábamos seguros de cuánto tiempo sería, necesitaba un lugar con buen wifi para trabajar mientras espero ".

"Vámonos", dijo Hekiji, listo para dejar el net cafe. Él y Rappa habían estado esperando aquí desde la mañana, y Overhaul se les había unido después de alterar el juguete con su mensaje e instrucciones para la niña. El ex monje odiaba el lugar del difunto, un palacio para el tiempo perdido y el deseo mundano.

"Rappa, toma el auto", ordenó Overhaul. Una vez que el luchador musculoso se fue, Overhaul miró al usuario de Barrier y dijo: "No lo arruines de nuevo".

"¿Esperas problemas?" respondió la rubia.

"Siempre."

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Sabía de este parque. Era pequeño y estaba bien mantenido. Un espejismo de naturaleza y respetabilidad. Cuando el autobús pasó por aquí en la escuela primaria, el conductor nos dijo que nunca fuéramos aquí. Al igual que mamá y Mitsuki-baa-san. Solo en mi segundo año en Aldera supe por qué.

Al sur, actualmente arrojando vapor al aire, había una fábrica que producía juguetes para adultos baratos y de baja calidad. Aunque proporcionó empleos para la ciudad, y especialmente para el vecindario, nadie quiere reconocerlo. Y especialmente no querían que sus hijos estuvieran cerca. De modo que el parque no se usó en general. Hacia el oeste había un almacén para la fábrica. Hacia el este había un estacionamiento. Y el edificio del norte era un complejo de oficinas de cuatro pisos, en su mayoría vacío, excepto por un bufete de abogados cuestionable, una agencia de "ídolos" aún más cuestionable. Y un restaurante excelente en el nivel inferior, del tipo que podrían haberse mudado a otro lugar pero el propietario se negó a abandonar el vecindario.