Cumbre peligrosa, llena de secretos y misterios que aguardan. Es lo que dice una canción, traída por el viento hasta su trono, mismo que yacía vacío. ¿Dónde se encuentra su rey?
Las luces observan el infinito silencio, como aquella noche íntima y pasajera que deslumbra por sí misma.
Ahora los recuerdos desaparecieron, ¿a dónde fue el rey mayor?Se cuenta entre las voces del viento que el rey regente se sumergen en penas que lo obligan a desertar a la cumbre solitaria y fría de Taniquetil.
¿Qué sería de un rey solo, sin la luz que lo deleita?Dulce rey.
"Solitario como la noche."Reina de la luz.
"Sabia como el tiempo."Después de sus interminables debates en el Gran Anillo de los Valar, se dispuso a abandonar su lugar, pues el dolor que le causaban las noticias de los Ainur lo llenaban de lágrimas. Lágrimas que no eran vistas por nadie más que su propia presencia y la luz de los Árboles. Pero en esta ocasión el rumbo del camino iba a cambiar.
Los ojos más brillantes de Eä lo admiraban, y con la presencia de Manwë su luz permaneció.
Los días se consumieron, y con ellos la paciencia.
Los pasos de Súlimo se hicieron pesados, y los lentos ecos de sus pisadas eran prueba de ello. Hasta que pasos nuevos los fueron acompañando.
"—Necesito estar a solas. Es necesario decidir el futuro de mi hermano mayor."
Y continuó su caminar en silencio, sin esperar una respuesta.
Respuesta que llegó, solo que no hubo oyente.
"—Incluso si eso es necesario. La piedad llegará a ti."
Varda estaba más que decidida a llegar al fondo y tratar ese problema; no como una Ainur, sino como su esposa.Más temprano que tarde, al momento del despertar de Telperion, Varda se encaminó a través de los largos pasillos de su morada, hasta escuchar una nueva conversación entre Manwë y Mandos. No iba bien, eso era más que obvio al juzgar el tono de voz del Fëanturi. Y Manwë no hacía más que disculparse. Lo peor es que en la conversación se unió no solo Yavanna sino que Aulë también, mientras Ulmo escuchaba en silencio; parecía prestar más atención a la música de las aguas más que a tontas conversaciones que no llegaban a nada concreto.
"—Basta, mis señores. Todo esto no llega a nada de lo que podamos tomar provecho."
Todos admiraron a Varda al momento en que su mirada se fijó en cada Valar.
"—Varda tiene razón —era Niënna apoyando—. No llegamos a nada."
Y Manwë respiró tranquilo.
"—¿Y qué haremos con Melkor? Nada bueno nos ha traído desde que bajó. Sin la ayuda de Tulkas todavía habría caos."
Esa fue Yavanna.
Varda pareció pensar un poco, hasta que observó a Mandos, que yacía cruzado de brazos. "—Necesitamos un juicio. Cada dolor, cada demora y cada lucha tendrá que ser compensada. Él es el que más conocimiento tiene. Por lo tanto, es quien dará sus dones en honor al dolor de Yavanna, a la tardía visión de Erú."
Los Ainur se miraron preocupados. Hasta que Mandos aplaudió:
"—Pagará sus errores. Será juzgado como uno más, y traerá la beatitud y tranquilidad que nos robó —entonces su mirada se volvió aún más fría—. Lo juzgaré por sus acciones —y observó a Manwë—, y no por lo que una vez representó. Y creen que sigue representando."
Una clara declaración de guerra contra Melkor, contra todo aquél que se atreviera a ir contra su juicio.
Una vez dicho, cada Vala abandonó aquel lugar, dejando solo a Manwë y Varda que los despedían con sonrisas.
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Una noche de amor y estrellas
FanficEn la luz de sus ojos viven las estrellas y la música. En su rostro vive aun la magnificencia de Erú Ilúvatar que los complementó. En él vive la piedad y no la maldad, mantiene potestad en los vientos, que en algunas ocasiones le traen noticias de l...