Final alternativo;

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Narrador;

Habían pasado 5 años desde que Horacio se casó con Volkov, el rubio ya había superado al de crestas con la ayuda de su pareja; Emilio y sus amigos.

Durante esos 5 años habían pasado bastantes cosas, como por ejemplo: El divorcio de Horacio, un matrimonio que duró dos años. El ruso y el de crestas se habían separado por problemas matrimoniales.

Al separarse Horacio llegó llorando a la casa de Gustabo pidiendole volver, pero ya era demasiado tarde, el rubio amaba incondicionalmente a otra persona.

Horacio lo miro con odio en el momento que Gustabo lo rechazó, y empezó a soltarle insultos.

— ¿Me estás jodiendo, no? — Pregunto el de cresta morada enojado. — ¿Acaso me superaste follando con los del puto mecánico? — Soltaba palabras sin sentido, iba a seguir hablando pero un puñetazo llegó a su rostro, luego otro y otro.

— Haber pinche escoba de mierda, deja a mi chiquito en paz — Hablo un molesto Emilio para acercarse a Gustabo y cerrar la puerta dejando al de cresta afuera tirado en el suelo.

El mexicano abrazo por la cintura al rubio y empezó a dejar varios besos por todo su rostro mientras Gustabo soltaba pequeñas risas, las risas del más bajo dejaron de escucharse en el momento que Emilio lo beso en los labios, iniciando un tierno beso.

— ¿Que quería el pendejo ese? — Pregunto el de coleta separandose del rubio para ir a la cocina a buscar un vaso con agua.

— Quería que volviera con él. — Hablo el bajito abrazando por la espalda al más alto caminado hasta la cocina abrazados.

— Mmh que cabrón — Emilio soltó un suspiro molesto, no era celoso pero le cargaba que Horacio se acercará a Gustabo.

— Si, le dije que no, que ya tenía un hombre muy guapo en mi vida. — Hablo el rubio sonriendo separandose del abrazo para sentarse en la isla de la cocina.

Emilio soltó una risa y se sirvió un vaso de agua helada para mirar a Gustabo sonriendo. — ¿Quien es ese hombre guapo? — Pregunto haciendo un puchero en sus labios mientras se ubicaba entre las piernas del rubio y tomaba agua para luego dejarla encima de la isla.

— Oh, es un mecánico muy apuesto, deberías conocerlo. — Sonrió burlón acercando su rostro al de Emilio mientras pasaba sus brazos por el cuello del mexicano. — Es de México también. — El de coleta lo tomo fuertemente de la cintura y lo acercó más a su cuerpo.

— ¿Ah sí? — Pregunto sonriendo. — ¿Más guapo que yo? — Se hizo el indignado pero aún mantenimiento su sonrisa.

— Si, se llama Emilio Escobilla. — Hablo el bajito balanceando sus piernas.

— Igual que yo, que raro. — El mexicano se hizo el confundido.

— Sera porqué eres tú, tonto. — Dijo Gustabo para luego besar los labios de Emilio sonriendo, el de coleta no dudo en corresponder al beso tomándolo de los muslos y llevarlo a la habitación.

[•••]

8 años

Emilio se encontraba nervioso en el altar esperando al rubio, estaba nervioso. Veía a todos sus invitados en las bancas de la iglesia, hasta que miro la entrada y vio a Gustabo entrando con un traje blanco, iba acompañado de Armando.

Las lágrimas empezaron a caer por el rostro del mexicano al tenerlo enfrente de él, tomó la mano del rubio y dejo un corto beso, para luego escuchar las palabras del padre.

— Buenas tardes, señores y señoritas. — Saludo el cura a los invitados. — Hoy uniremos a esta bella pareja en un sagrado matrimonio... — El mexicano dejo de escuchar al padre, su atención estaba completamente centrada en el rubio de ojos azules que tenía enfrente con las mejillas sonrrojadas. Gustabo sonreía escuchando al padre y miraba su mano junto a la de Emilio.

— ¿Emilio Escobilla, acepta usted a Gustabo García como su futuro esposo, para amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separé... — Emilio en ese momento solo asentía con la cabeza. — para cuidarlo en le enfermedad y permanecer junto a su lado en la riqueza y pobreza? — Pregunto el cura mirando al mexicano con una leve sonrisa.

— Si, acepto. — Respondió Emilio besando nuevamente la mando de Gustabo, este le sonrió con lágrimas en los ojos.

— ¿Gustabo García, acepta usted a Emilio Escobilla como su futuro esposo, para amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separé... — Gustabo solo sonreía mirando a Emilio mientras pequeñas lágrimas de felicidad bajaban por sus mejillas. — para cuidarlo en le enfermedad y permanecer junto a su lado en la riqueza y pobreza? — Volvió a preguntar el padre pero esta vez al rubio.

— Acepto. — Respondió el de traje blanco mirando felizmente a Emilio.

— El Señor confirme con su bondad este consentimiento vuestro que habéis manifestado ente la Iglesia y os otorgue su copiosa bendición. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre... — Ambos chicos estaban perdidos en su mundo mirándose a los ojos mientras sonreían. — El Señor bendiga estos anillos que vais a entregaros uno al otro en señal de amor y de fidelidad. — Al decir eso un pelirrojo asiático se acercó lentamente con los anillos en un cojín de seda blanca.

Emilio tomo el anillo para tomar la mano de Gustabo nuevamente y ponerle el anillo dejando un beso en este.

— Recibe esta alianza, en señal de mi amor y fidelidad a ti. — Hablo el mexicano sonriendo.

Gustabo tomo el anillo para ponérselo en el dedo anular y le sonrió.

— recibe esta alianza, en señal de mi amor y fidelidad a ti. — Repitió el rubio sonrrojado.

— Lo que dios a juntado que no lo separe el hombre, pueden besarse. — Dijo por última vez el padre sonriendo.

Emilio tomo de la cintura a Gustabo para unir sus labios en un beso lleno de amor, el rubio sonrió entre el beso pasando sus brazos por el cuello del moreno. Los aplausos y gritos de algunos de sus amigos se escuchaban por toda la iglesia.

Al separarse Emilio sonrió llorando de alegría mientras que Gustabo lo abrazaba escondiéndo su rostro en el pecho del más alto.

— No necesitamos grandes cosas, porque yo sólo necesito que tú estés a mi lado para ser feliz. — Hablo Gustabo mientras se abrazaba más al cuerpo de Emilio, este sonrió y lo apegó más a su pecho.

— Prometo que, en esta vida que nos espera juntos, estaré siempre a tu lado, siempre. Te querré hasta cuando me pongas de los nervios. — Le susurro el más alto dejando un beso en la cabeza rubia del más bajo.

— Durante estos años juntos, has sido el mejor novio del mundo, y seguro que vas a ser el mejor marido. En el fondo es lo mismo, cambia la etiqueta. — Dijo el rubio mirándolo sonriendo, el de coleta dejo un pequeño beso en la frente de Gustabo.

—Siempre tuyo, siempre mío, siempre nuestros. — Luego de decir eso, Emilio volvió a besar a Gustabo.

Un chico de cresta miraba todo desde la última banca de la iglesia, sonrió tristemente, ahí fue cuando de verdad sintió todo lo que Gustabo había sufrido por él.



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𝚃𝚛𝚊𝚒𝚝𝚘𝚛; 𝙶𝚞𝚜𝚝𝚊𝚌𝚒𝚘 𝚊𝚗𝚍 𝚅𝚒𝚔𝚝𝚘𝚛 𝚅𝚘𝚕𝚔𝚘𝚟.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora