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Dios, es que sus manos no podían temblar más

Desde que llegaron a california se estuvo sintiendo demasiado mal, tenía nauseas desde que se levantaba, siempre tenía taquicardia y dificultad para respirar, migrañas, cuerpo cortado, de verdad estaba sintiendo que iba a morir

Aunque algo que apreciaba es que Leo estuvo a su lado cada que el trabajo se lo permitía, lo mantenía hidratado, procuraba que comiera bien, e incluso, una de las noches en que la ansiedad escaló tanto que lo hizo vomitar de nuevo, estuvo con el hasta que se calmó un poco, y una vez lo hizo, lo lleno de mimos hasta que pudo dormir

Realmente le gustaba estar recibiendo apoyo del azul, pues si incluso antes había visto esa faceta protectora  antes, con Mikey y con su equipo, jamás la había experimentado, y era realmente agradable, le gustaba

Aunque aún les faltaba hablar del tema de formalizar y hacer pública la "relación" que tenían, pero no quería pensar en eso ahora, les había ido bien en el juego, Leo le ayudó aún más a controlar al equipo, y ahora estaba frente a esa enorme mansión que lo vio crecer y largarse de ahí, con sus manos temblando ligeramente, y nulas ganas de entrar

— Oye, se que dijiste que si no vienes las cosas se pondrían peor pero — Leo hablo a su lado, tomando su mano y darle un ligero apretón cariñoso— Tampoco tienes que hacer esto, tu salud mental esta primero y honestamente no creo que sea buena idea-

Su idea no era traer a Leonardo con el, pero este insistió en venir, y lo agradece, de no estar el azul aquí seguramente estaría desmayándose del terror

— Estaré bien - mencionó entre un suspiro, Leo hizo una mueca disconforme— Lo digo en serio, además, me niego a no ver por meses al Shelldon -

— Es que no quiero que regreses de aquí sintiéndote peor de lo que te sientes ahora y- —

— Leo - interrumpió el discurso que estaba apunto de darle, acunando la mejilla de este en su mano — De verdad voy a estar bien - sonrío

— ... ¿Seguro?- preguntó, poniendo su mano sobre la que se hallaba en su mejilla

— Seguro - afirmó sin quitar su sonrisa, le enternecían esos ojos de cachorrito que solía hacer Leo cuando algo lo preocupaba

El azul suspiró, tomando su mano y quitándola de su mejilla para darle un pequeño beso en los nudillos

— Está bien - dijo resignado — ¿Quieres que venga por ti?-

— No tienes que hacerlo, además creo que te hace falta pasar tiempo con tu mejor amigo, ve a un bar o algo, te llamo cuando esté en el hotel -

— Vendré por ti entonces - Leo le guiñó un ojo, por lo que tuvo que contener una risa — Aunque tal vez si vaya a algún lado con el mañana, no te quiero dejar solo hoy -

Dicho eso último, el más alto plantó un beso pequeño en la frente, despidiéndose y dejándolo solo frente a la entrada, así que tomó algo de aire y fue directo al timbre

Bien sabía que su madre no iba a abrir, así que cuando vió uno de los miles ayudantes de su madre abrir la puerta, no le tomó mucha importancia, solo saludo y entró, de todas formas no es como si necesitara que lo guiaran, se pasó 21 miserables años de su vida en esa casa , la conocía al derecho y al revés

Mientras caminaba el corto camino de cantera, que se abría paso en el pasto del jardín delantero, el malestar en su estómago crecía lentamente, incomodandolo

— Llegas tarde - la voz de su tan adorada madre resonó una vez estuvo en la sala de estar, viéndola bajar por las escaleras, con su traje morado de siempre

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