CAPÍTULO 5: "Reunión".

50 7 1
                                    

Pov. Narradora:

Aquel hombre volvió a su mansión, para luego convocar una reunión con las que eran llamadas Lunas Demoníacas. Quienes eran los más poderosos y fuertes de todos los demonios que se encontraban en el mundo...

Primero que nadie, llegó Enmu, quien estaba más que dispuesto a todo por Kibutsuji.

— Señor, estoy aquí.

El pelinegro había escuchado perfectamente, más no respondió.

Los siguientes en llegar al lugar fueron Kokushibo y Douma, para que después Kaigaku se dejara ver.

Gyokko llegó junto a Hantengu y por último Daki con Gyutaro. Cabe mencionar que los dos últimos comparten un lazo familiar siendo hermanos.

— Al fin llegaron.

— ¿Qué necesita, señor? — Preguntó la de cabello verde y blanco.

— Informarles a todos que conocí al hijo de aquellos espadachines que enfrentaron Enmu y Douma esa noche.

— ¿Tuvieron un hijo? — Preguntó el antiguo compañero de Zenitsu, quien al parecer no estaba al tanto de cierta información.

— Así es. Y su nombre es Tsuyuke.

— ¿Qué espera hacer con el niño, señor? — Preguntó eufórico, Enmu.

— Escuchen me todos: No quiero que nadie siquiera se le acerque a ese mocoso.

— ¿Cuál es su plan, señor? — Cuestionó ahora Daki.

— Usaré a ese niño en otro momento, por lo que lo quiero vivo —. Advirtió con una mirada filosa y unos ojos que parecían ser de fuego.

— Como ordene. Avisaremos a los demás para que maten a quienes lo cuidan —. Dijo Gyutaro.

— ¡No!, no quiero que nadie se acerque a esa familia. NADIE.

Ante su advertencia, todos sintieron sus cuerpos temblar y sus oídos retumbar. Era increíble el poder que tenía sobre todos y cada uno.

Por otro lado, Tsuyuke volvió a su casa para encontrar a Obanai parado en la puerta con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Esperándolo.

— ¿Desde cuándo te fuiste?

— Perdóname papá, pero es que no tenía sueño y quise ir a caminar —. El pequeño sabía que ellos no eran sus padres biológicos, pero aún así los llamaba como tal.

— Me tenías preocupado. Sabes que no debes salir a esta hora.

— Sí, perdón pero no te enojes.

— Está bien. Pero es la última vez que te lo permito. ¿De acuerdo?

— ¡Sí, gracias!

El niño entró a la vivienda para ver a Yoko, su hermana, mientras ella desayunaba al lado de Mitsuri.

— ¡Tsuyuke, hermanito!

— Hola Yoko.

— ¿Dónde estabas?

— Fui a caminar un rato, ¿qué haremos hoy?

— Hoy iré a la mansión del patrón, me darán una misión.

— ¿Irá el tío Rengoku?

— Sí. Pero esta vez no irás.

— ¡¿Por qué?!, ¡quiero ir! Hace mucho que no los veo.

— Lo siento, te quedarás con tu madre aquí.

— ¡Pero...!

— Es mi última palabra —. Iguro había educado al niño para que fuera obediente, pero también le enseñaba a discernir lo bueno de lo malo y no hacer caso a quienes tuvieran malas intenciones.

Sin duda era un buen padre.

— Mmm... Bueno.

— Así me gusta, quédense aquí.
Era un buen niño. Iguro y Mitsuri estaban haciendo un gran trabajo con la crianza de aquel individuo. Y ahora no cabía duda en que esa familia estaría a salvo de cualquier demonio por orden de Kibutsuji, quien ahora también era llamado Muzan.

Iguro llegó a la mansión para saber qué misión le tocaría esta vez, puesto que algunas veces debía viajar a aldeas y/o pueblos que requerían la ayuda de quienes eran llamados Cazadores de demonios, para exterminar a aquellas criaturas con sed de sangre que iban por el mundo invadiendo pueblos y ciudades para alimentarse con la gente que vivía dentro de estos.

Eran simplemente, una plaga...

Mariposas de agua. [Demon slayer].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora