En el mundo mágico las parejas del mismo sexo son tan normales como lechuzas enviando el correo, por lo que Susan Bones no se sintió incomoda porque a su mellizo Dean Bones le gustaran los chicos, el problema era que su hermano no se pudo buscar un...
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Fenómenos 3
Hoy era su primera clases de vuelo y Harry se sentía horrible, no sabía que era peor, hacer el ridículo frente a Malfoy o escuchar los susurros de Hermione,sobre lo que dice en "Quidditch atrás vez de los tiempos" mientras Neville la escucha como si fueran las palabras de un profeta. Era la primera vez que Harry lo veía tan concentrado, y luego de preguntar al niña de entero de que su abuela no la dejaba montar una escoba, y en la privada de su mente Harry pensó que su abuela hacía lo correcto, porque Neville era muy torpe, y sin la observación adecuada era seguro que terminaría muy lastimado. Harry que no había recibido correo – solo la carta de Hagrid– y mucho menos un regalo, miró con los labios arrugados como Draco Malfoy abrió su caja de dulces semanal con una sonrisa arrogante. Idiota, pensó. Una lechuza dejó caer un paquete frente de Neville, la cual en su interior traía una pelotita de cristal.
— ¡ Es una recordadora ! — Exclamó Neville, sacudiendo la esfera — la abuela debió enviarla, porque sabe que siempre olvidó todo — cuánto más humo roja se formaba en la recordadora, más pálido se ponía Neville. — Creo que olvidaste algo — dijo Ron.
Mientras Neville se preguntaba que había olvidado, Draco Malfoy llegó ganando con brusquedad la esfera de las manos de Neville. Harry y Ron, viendo que otro niño se encogió en su asiento decidieron intervenir, después de todo esto era justo lo que necesitaban para poder pelear por el rubio. En serio fue una lastima para los niños cuento Mcgonagall interrumpió la futura pelea, que venía en compañía de Susan y el ángel, que como siempre llevaban consigo una pequeña canasta de flores.
— ¿Qué sucede aquí? — Malfoy me quitó la recordadora — dijo Neville, nervioso. Con las cejas fruncidas, mira un segundo a la profesora, para luego mirar a los dos Hufflepuff, que miraban preocupados cómo se desarrollaba todo. — solo la miraba — dijo Malfoy, y se fue, no sin antes tomar una flor de la canasta del rubio. — ¡Oye! — exclamó Harry, molesto hacia Draco, que solo volteo para sacarle la lengua¹ a Harry. — Déjalo no importa — dijo el Hufflepuff, con una sonrisa. — Mejor tomen ustedes una flor — dijo Susan dándole flores a Hermione, Ron y Neville — son para la suerte, en su clase de vuelo — dijo con una sonrisa que mostraba sus hoyuelos. — suerte en tu clase Harry — dijo el ojiazul, extendiendo una flor de loto² a Harry. — Ya es suficiente, hay que irnos — dijo Mcgonagall, con una sonrisa casi invisible.
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