Capítulo 3: Conflicto

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Salió de aquella casa con la mirada devoradora de Eren en su espalda y la tristeza desbordándose de la esencia de Mikasa. ¿Qué le pasa a la gente? ¿Acaso creen que pueden romperte el corazón y cuando ellos decidan volver a repararlo como si vas a esperar todo el tiempo rota por ellos? ¡Ya basta! Pensaba (...), no debería meterme en problemas por este tipo, al fin de cuentas no eran nada.

Y volvió al hospital pero Porco ya se había ido, lo llamó una y otra vez sin encontrar respuesta alguna hasta que se decidió a llamar a Pieck.

—¿Aló? Soy yo, (...).

—Hey, ¿Qué tal?

—Pieck, ¿Sabes dónde está Porco? Acabo de estar en el hospital pero no lo veo.

—Hace rato que le dieron el alta.

—¿Y dónde está?

—Va a casa de un tal Mikasa con la pandilla.

—¡¿Qué?!

Le colgó a Pieck sin decirle nada más, corriendo a toda prisa a casa de Eren.
(...) no podía evitar sentir una inmensa preocupación y lo peor de todo era que esa preocupación era por el temor a que Mikasa saliera herido en vez de su propio novio Porco. Pensó hasta en llamar a la policía y teniendo en cuenta los problemas que podría causarle a Porco y con la arrogancia de creer que podía solucionarlo por ella misma decidió no hacerlo.

Llegó a casa de Eren corriendo como una loca deteniéndose cuando vio aquel panorama desastroso.
La mayoría de los hombres de Porco estaban completamente derrotados en el piso mientras Mikasa y Porco se daban golpes el uno al otro. No podía tolerarlo, no quería ver más aquella escena.

—¡Basta! ¡Ya basta por Dios!

Pero sus ruegos fueron ignorados y algunos hombres de Porco que aún estaban en pie lograron dominar a Mikasa y ahí Porco aprovechando la oportunidad lo golpeó una y otra vez sin ninguna piedad.
(...) llamaba a Eren o a quien fuera sin ningún caso ya que al parecer no estaba presente, sin más remedio intentó separar a Porco para detenerlo logrando únicamente que el antes mencionado la empujara al piso.

Se puso de pie una vez más y otra vez Porco la tiró al piso.
Mikasa ya estaba bastante lastimado, bañado en sangre en el piso recibiendo los puñetazos de Porco.

—¡Déjalo ya maldito!—Gritó en llanto (...) al tiempo que Porco se detuvo y la miró con la respiración agitada poniéndose de pie. (...) aprovechó aquello para ponerse encima de Mikasa.

—Vas a tener que golpearme a mí si quieres matarlo...

—Tú...¿Por qué lo defiendes tanto? ¿Ah? ¡Eres mi maldita novia! ¡Quítate (...)! ¡No me obligues a lastimarme!

—¡¿No escuchaste lo que dije?! Ven y golpéame si quieres seguir lastimándolo.

Porco la apartó enojado, la tomó de la camisa y la miró:

—¿Qué estás haciendo?

—...

—¡(...)! ¡¿Quien te crees que eres?! ¡¿Crees que vas a cambiarme porque sabes menearme bien el culo? ¿Hm? ¡¿Crees que follar duro es lo suficiente para tenerme a tus pies?!

Lo apartó asqueada, dio algunos pasos hacia atrás chocando con Mikasa quien ya se había puesto de pie.

Mikasa:—Supongo que no es suficiente Porco...Después de todo, tú no eres un verdadero hombre, bastardo.

Las sirenas de la policía sonaron deteniendo aquel conflicto puesto que antes que llegaran Porco y sus hombres habían abandonado el lugar y (...) estaba con el rostro mojado mirando a Mikasa.

Imagínate con Mikasa +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora