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Cuando Jeno y Renjun decidieron mudarse a Alaska sabían que los cambios serían drásticos, tanto en su forma de vestir como en su vida en general. Su hogar era el único lugar caliente y todo porque pagaban por la cara calefacción.
Pero todo valía la pena, saber que estaban juntos y que nada ni nadie podía separarlos porque se pertenecían totalmente y estaban fuera de peligro. Las bufandas, los abrigos gigantes, los gorros de lana, los guantes, los chocolates y cafés que se enfriaban en segundos y las espontáneas tormentas de nieve valían la pena completamente.
Uno de los cambios más sorprendentes pero del que menos se quejaban era que al llegar a casa, a su cálido hogar, llegaban con sus labios temblorosos, no siempre, solo en los días que la nieve se ponía un poco violenta y Jeno debía tardar más de media hora en buscar un estacionamiento porque la nieve se interponía en su lugar habitual.
Cuando entraba a su lugar sus labios temblaban tanto, sus orejas estaban rojas y sus dedos dolían pero ver a Renjun con galletas en la mesa y sus dos perros samoyedos (moomin y pascal) a su lado recompensaba todo el esfuerzo.
-Estás temblando.
El mayor corrió hacia el y lo ayudó a quitarse la ropa húmeda por la nieve, tomó la manta térmica y la colocó sobre sus hombros, sus manos calientes por el té que estaba tomando se posaron en sus mejillas y las frotaron con una pequeña sonrisa.
-¿Mejor?
Los labios de Jeno continuaban temblando así que negó, Renjun lo abrazó con más fuerza y dejó un beso en su mejilla.
-¿Y ahora?
Volvió a negar tratando de ocultar la sonrisa que se estaba aproximando en sus labios. Renjun soltó una risita y dejó un beso en su labio superior, el menor volvió a negar así que dejó otro en su labio inferior y así continuó hasta que los labios de Jeno dejaron el tono blanco que tenían para volver al rosa que los caracterizaba.
-Bien, parece que estás mejor.-susurro con sus labios aún rozándose.-Ahora debes ducharte.
-Estoy bien.
Renjun entrecerró los ojos y se alejó poniendo al menor de pie con todas las fuerzas que pudo reunir.
-A ducharte.
Jeno se quejó pero de todos modos lo abrazó y lo arrastró al baño con él porque con Renjun todo siempre era mejor.
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