Hyori había terminado sus clases a la hora indicada, como de costumbre, el fin de semana estaba presente en las calles de su ciudad. Los adolescentes paseaban de un lado al otro tambaleándose y música resonaba de los locales que habían allí animando el lugar. Aunque fuera relativamente temprano para ir de fiesta, se sentía la energía juvenil en las calles, y como ese viernes era más animado que cualquier otro al estar cerca de festividades.
Pero la pelinegra no perdía el tiempo, mientras caminaba memorizaba formulas matemáticas de sus pequeñas notas de bolsillo, no quería distraerse con todo el bullicio de las calles pero no podía evitarlo, el tren no podía dejarla más cerca de su casa y debía caminar por ese pasaje transitado todos los días de la semana. Claramente le llamaba la atención todo lo que pasaba allí pero debía concentrarse en estudiar y llegar en exactamente treinta minutos a su casa para poder hacer su tarea pendiente.
El viento comenzaba a mover las ramas de los arbustos y el cabello de Hyori.
Intentó acomodarlo detrás de su oreja pero fue inevitable que volviera a despeinarse. Vio a unas chicas carcajear en el centro de maquinas recreativas de esa esquina al ver como la ráfaga de viento había levantado la falda de una ellas. A lo lejos observo el callejón que estaba al costado de el arcade. Tan llamativo como siempre, con luces neon de color naranja oscuro, gente fumando fuera de esas tiendas y bares, y como siempre; extranjeros buscando divertirse en esa ciudad desconocida.
Ignoró lo que sucedía entre esas paredes y se detuvo en el arcade de esa esquina. Deseaba atrapar una figura que había visualizado desde lejos para su amigo, aunque eso le restara tiempo para la hora de llegada de su casa, al final podría decir que se detuvo a comprar algo en el camino.
Baekhyun la había superado en el último examen, y aunque se lo había tomado mal al principio, al final decidió que sería una buena idea comprarle un regalo como felicitación. Se alegraba por el de cierta forma, al final, ella lo había ayudado a estudiar para ese examen y había aprobado gracias a ella. Su madre no estaría tan feliz de escuchar eso, si su hija no era la mejor no era ningún orgullo para ella.
Dejó su bolso a un lado y tomó un par de monedas para insertarlas en la maquina seguido de levantarse para mover la palanca y presionar el botón. No demoró más de dos intentos en conseguir la figura, se consideraba una experta en maquinitas de peluches o figuras, pero perdió la noción del tiempo intentando conseguir un peluche de gato con sombrero de fresa.
No entendía por qué estaba tardando tanto si lo había logrado tan fácilmente la vez anterior. A su costado, observo perisfericamente como ocurría un alboroto en una tienda de artesanías junto al callejón de hace un rato.
Una mujer mayor amenazaba a un chico rubio con una cuchara de palo para que se alejara de ella mientras que el chico mantuvo sus manos en lo alto para demostrar su inocencia.
—Esta loca, yo no toqué su mercancía. Solo preguntaba por una farmacia. —Le dijo el chico rubio. La pelinegra consideró que se veía bastante diferente a lo usual dentro de esa zona. Ropa extraña, aspecto extraño y personalidad extraña.
El chico sostuvo su mochila y se hizo hacía atrás mientras la señora intentaba acercarse para golpearlo.
—No me dirijas la palabra, delincuente. Vuelve a acercarte y llamaré a la policía. —La señora mayor amenazo con lanzar la cuchara de palo pero el rubio corrió rápidamente hacía las maquinas que se encontraban en la tienda de la esquina para esquivarla.
Allí, los ojos de Hyori y el chico rubio se encontraron por primera vez.
La chica estaba furiosa, sus mejillas enrojecidas, sus puños apretados y su uniforme desaliñado.
Durante ese lapso de tiempo, no le había prestado la suficiente atención al alboroto de la señora que quería golpear personas ajenas con la cuchara de palo, estaba tan concentrada en conseguir el peluche de gato que no entendía como es que ese chico extraño había llegado ahí, y por qué se escondía al costado de la maquina que estaba ocupando.
—¿Eso es normal aquí? —Preguntó mientras revisaba fugazmente la hora en su celular.
—¿Mmh? —Hyori lo miró extrañada.
El mantuvo el contacto visual.
—En Canadá nadie sale de una tienda para perseguirte con una cuchara de palo. Ni siquiera mi abuela lo hace.
La pelinegra abrió los ojos sorprendida al fijarse bien en el chico y tomó su bolso. Olvidó el estupido peluche, sus moneas sobre la maquina y su suéter que había dejado al costado suyo. Solo quería llegar a casa rápido y a salvo.
El rubio se extraño y la miro a lo lejos sin entender el porque de su despedida tan inexpresiva y fugaz.
—Oye.
Se levantó para acercarse pero parecía que la chica estaba decidida a ignorarlo, ¿Había dicho algo incorrecto?
Hyori se había descuidado torpemente, creyó que ese chico no era más que un adolescente problemático pero en realidad venía del extranjero. Y las palabras de su madre resonaban fuertemente en su cabeza.
"Si un extranjero se intenta acercar, corre y grita."
No haría un escándalo si el no cruzaba el limite de distancia que le habían indicado, pero se sentía tan aturdida y confundida que no pudo notar cuando el chico se estaba comenzando a acercar con paso acelerado.
—Perdón si dije algo incorrecto, a veces no entiendo bien las formalidades de su idioma. —Cuando Hyori volteó sobre sus talones observo al chico sosteniendo su ante brazo.
Ella lo alejó y sostuvo firme su bolso.
—Pensé que eras de aquí, eso es todo, ahora aléjate por favor, solo quiero ir a casa. —Dijo la pelinegra, el chico la miró confundido, no entendía el por qué todos parecían despreciarlo en ese lugar, cuando no había echo nada malo para espantar de esa forma a las personas.
Quizá era cierto lo que había escuchado sobre que los asiáticos eran más reservados de lo normal y el ya se encontraba tocando a una chica que no conocía en la calle además de perseguirla sospechosamente.
—Claro, lo siento.
No dijo nada más y volvió al callejón por el que había venido. Hyori simplemente lo vio desaparecer, sin saber exactamente que pensar o que hacer. ¿Había sido muy cruel con el chico solo por ser extranjero?
Todo en el parecía extraño, decidió de dejar de darle vueltas al asunto en su cabeza y se largo por la calle principal.
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get me out
RomanceUn extranjero alborotado y una estudiante estricta. TW: Depresión, suicidio, abuso, homofobia, entre otros.