Hyori deseaba morir.
Y no lo decía seguido, pero era un pensamiento recurrente en su mente. Pensaba que si quizá lo deseaba con mucha fuerza todas las noches pasaría naturalmente y no tendría que encargarse de acabar con su miserable vida.
Esos pensamientos comenzaron cuando cumplió cinco años, desde el día que su madre comenzó a encerrarla por horas en el ático cuando no deseaba estudiar y desobedecía sus palabras.
Primero eran gritos y golpes, arrastradas por el piso mientras la sujetaba del cabello y luego agarraba su brazo tan fuerte que Hyori sentía que podría quebrárselo. Así la subía a jalones hasta el ático donde no había un solo rayo de luz, solo insectos, telarañas y cajas.
Jihye la lanzaba ahí cerrando la escalera, sin importarle los gritos y llantos desgarradores de la menor, sabiendo que era por el bien de su educación. Así lo había hecho su madre con ella y sabía que funcionaría con Hyori. La pequeña no hacía más que llorar y rezar mientras se pegaba a una esquina con los ojos apretados del miedo sin querer mirar el lugar.
Rezaba aunque no creía en Dios, pero aun así lo hacía, porque si lo pedía con mucha fuerza este la ayudaría cumpliendo su deseo, así que rogaba por una muerte rápida y sin sufrimiento mientras abrazaba sus rodillas y lloraba en esa oscura habitación, deseando que cuando su madre subiera por ella en la mañana la encontrara muerta y se sintiera tan culpable que nunca dejara de dolerle haber sido tan mala con Hyo-ri.
Desde ese momento nunca dejó de desear morir, cada noche, cada momento en silencio era lo único que cruzaba su mente.
"Ojalá hoy suceda" Pensaba mientras caminaba todos los días de vuelta a casa. Ya fuera que un auto se descarrilara y la atropellara hasta que quedara irreconocible o que alguien la asaltara y apuntara a su cabeza para agujerearla, cualquier opción le parecía asertiva. Y rezaba porque sucediera lo más pronto posible, así Eunji no sufriría por haber perdido a una hermana, ya que no sería capaz de recordarla, también pensaba que su muerte era la única forma de salvar a su hermana pequeña del mismo destino, de una madre egoísta y estricta, quizá y solo tal vez, su madre lograría cambiar luego de perder a Hyori y deseaba que así fuera. Solo por el bien de Eunji.
Nada más le parecía importante, y la idea de morir era lo único atractivo de su vida. Ella sabía que habían personas con sufrimientos peores pero aun así y de vez en cuando se permitía ser egoísta y tener el pensamiento de que la vida que le había tocado era un asco.
Eso era en lo único que pensaba mientras caminaba sola bajo la lluvia, maldiciéndose así misma por no llevar un paraguas de repuesto ya que el suyo se lo había dejado a Baekyun el día anterior. Se mojaba de pies a cabeza mientras la lluvia aumentaba su intensidad y toda la gente en las calles corría a refugiarse; hizo lo mismo ya que se sentía empujada por las fuertes brisas, corrió hasta el pequeño techo que tenía el arcade cerca del callejón para cubrirse de la lluvia al menos un momento confiando en que se calmaría en un par de minutos.
Los del arcade guardaban las cosas para poder cerrar mientras ella se orillaba en una esquina donde quedaba protegida sin ser una molestia para los trabajadores. Movía su cabello húmedo de su cara cuando escuchó risas desde el callejón cercano, y luego, el rostro con el que soñaba casi todas las noches.
Felix.
—Corre a casa o hasta tus calzones quedarán húmedos. —Rió el chico mientras se alejaba de una chica aparentemente mayor.
—¡Eso no es nada nuevo! —Le respondió la rubia con una sonrisa picara mientras se alejaba de el arcade, adentrándose en el callejón entre risas.
Era alguien extraña, de esa gente que pocas veces te cruzabas en la vida y que las pensabas regularmente. Era una chica mas rellenita de lo normal, sería llamada obesa por los padres de Hyori pero en realidad tenía un cuerpo muy estético a pesar de ser asiática, con unos pechos enormes que resaltaban por la camiseta blanca traslúcida y por el apretado sostén color rosa neón. Su cabello rubio casi amarillento con la raíz negra llamaba la atención incluso más que su extravagante ropa y extraño maquillaje lleno de brillos de colores. Si supiera más, se atrevería a decir que era de las chicas que a veces Jinri le comentaba que encontraba en fiestas, una gyaru, pero realmente no estaba segura así que confirmaría con su amiga luego solo para saciar su curiosidad.
ESTÁS LEYENDO
get me out
RomanceUn extranjero alborotado y una estudiante estricta. TW: Depresión, suicidio, abuso, homofobia, entre otros.