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- Familia del paciente Yang Daniel.- Mamá se levantó rápidamente- Síganme por favor. 

Todos caminábamos rápidamente siguiendo a la enfermera. 

- Por favor, el paciente aún está algo dormido por la anestesia, les pediré que no le hagan tantas preguntas, mantengan la calma y traten de no alterarlo. 

- Entiendo, ¿Podemos entrar?- la enfermera hizo una seña con la mano indicando que podíamos pasar. 

Papá seguía conectado a un par de cables pero no eran tantos como la ultima vez que lo vi, ya no llevaba el respirador, parpadeaba lentamente, se le veía bastante tranquilo. 

- Hola pequeños, ¿Cómo han estado?- si no hubiera estado Hyunjin a mi lado me hubiera tirado a llorar en el pecho de mi padre. 

- Te extrañamos mucho.- Yuna tomó la palabra, se veía en mejores condiciones de hablar que mamá y yo- ¿Cuándo podrás salir del mugroso hospital?- papá rio levemente antes de responder. 

- En un par de días me tendrán en casa viendo películas de Disney y llorando, hasta que eso suceda, pueden venir a visitar a su viejo padre aquí. ¿Cómo has estado pequeño?- sus ojos reflejaban el amor y cariño que tenía por su familia. 

- Haces falta en casa, mamá se volverá loca con el poco orden que hay. Recupérate pronto papá, debemos jugar videojuegos juntos otra vez. 

- Claro que si pequeño, ¿Podrían dejarme hablar con su madre a solas un momento?- los tres nos retiramos de la habitación- ¡Oh! lo olvidé, un gusto volver a verte Hyunjin. 

- Igualmente señor Yang, cuídese mucho.- me alegraba en demasía que ambos se llevaran bien, era una de mis cosas favoritas sobre mi relación, el que las personas que amo se lleven bien me hace muy feliz- ¿Quieres ir por un helado, pequeño? 

- Está bien

Ambos caminábamos tomados de la mano, muchas personas se nos quedaban viendo, era algo incómodo pero no había nada que pueda hacer al respecto. Llegamos al pequeño lugar, a decir verdad era lindo. 

- Quédate aquí mientras ordeno ¿Si? 

- Claro, pide uno de menta con chocolate para mi.- sacudió ligeramente mi cabello y se alejó. Para mi mala suerte la linda omega del mostrador le estaba coqueteando a mi novio, estoy casi seguro que nos había visto entrar tomados de la mano. ¿Iba a hacer algo al respecto? Claro que no, estamos en un lugar público y mis padres son figuras públicas, no sería lo mejor ahora, aunque las ganas de arrancarle las extensiones no se van, debía controlarme. 

- Pequeño, ¿Podrías venir un momento?- me acerqué algo confundido

- ¿Sucede algo? 

- No hay del sabor que quieres, ¿Deseas elegir otro sabor o buscamos otra heladería? 

- No, está bien, uno de vainilla entonces. 

- Bien, entonces uno de vainilla para mi lindo novio y uno de fresa para mi. Ahora ya viste a mi novio, no necesito tu número.- devolvió el pequeño papel que le había entregado anteriormente y le sonrió. 

- Ni siquiera es tan lindo.- si eso fue un susurro, pues falló en grande. 

- Tal vez debería aprender a susurrar.- la omega enrojeció e hizo una leve reverencia. 

- Sus helados estarán en un momento, lamento las molestias.- se fue rápidamente mientras que ambos nos quedamos parados a un lado en lo que servían nuestros helados. 

- Eres precioso, Innie.- Si, aún debía practicar como reaccionar a sus halagos. 

- También eres lindo.- me puse de puntitas y dejé un besito en su mejilla. 

- Voy a morir de ternura contigo a mi lado.- dijo mientras me abrazaba fuertemente

Predestinados  «Hyunin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora