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Ni-ki bajó las escaleras, tomó su mochila y las llaves de la casa y volteó a ver a su mamá que estaba en la cocina sentada.

Por un momento tuvo la intención de despedirse.

"Ya vete." Pero parece que ella se había adelantado en darle la despedida. La mujer se levantó y subió las escaleras pasando al lado de él sin mirarlo.

Ni-ki apretaba tan fuerte el puño que le dolía, miró las escaleras por última vez y salió de la casa tragandose el nudo que sentía en la garganta.

Se colocó los audífonos y metió sus manos en las bolsas del pantalón.

Su madre actuaba como si lo odiara y tal vez sí lo hacía. Pero el caso de Ni-ki era al revés, simplemente no podía odiarla, por más que quisiera no podía. Aún busca algún tipo de aprobación de parte de ella y es entendible, solo tenía 15 años, el necesitaba de una madre.

Por eso el día que más odiaba era el día de las madres, es el peor día que podía haber, todos parecían tener madres super geniales y parecían presumirle aquello.

Ni-ki recordaba haberle hecho muchos regalos a su mamá por el día de las madres hasta los 8 años, de ahí en adelante jamás fueron entregados. Todos los años hacía pero no se los daba.

"¡Mami!" Un pequeño Ni-ki entró al cuarto de su mamá dando saltitos emocionado por el regalo que le había hecho.

"¿Qué quieres Ni-ki? Ya te he dicho que no entres a mi cuarto a molestar." Habló enojada. Su hijo la tenía cansada.

"Te hice esto, mira." Le tendió una flor hecha de papel, estaba mal hecha porque Ni-ki quiso hacerla sin ayuda de la maestra para demostrarle a su mamá que ya era grande. "También esto mami." Le dio una carta.

"¿Qué es esto?" Vio la flor con desagrado. "Está todo mal hecho y arrugado." Tiró la flor a la basura. Tomó la carta y ni la leyó la rompió a la mitad.

Los ojitos de Ni-ki que antes brillaban de ilusión ahora estaba cristalizados.

"¿N-no te gustó?" Preguntó mientras pequeñas lágrimas que intentaba retener salían.

"No y vete de mi habitación." Señaló la puerta.

Ni-ki asintió cabizbajo limpiándose las lágrimas.

"Ni-ki." Este volteó rápidamente, tal vez su mamá le había jugado una broma, ¿No? "No me vuelvas a dar regalos, jamás."

"P-pero.."

"¡Vete!" Eso fue suficiente para que el niño saliera y se encerrara en su cuarto a llorar.

¿Su mamá no lo quería? Pero si él la amaba, ¿No era eso suficiente?

Desconectó sus audífonos al llegar a la escuela.

"Ni-ki." Terminó de guardar sus audífonos y nuevamente metió sus manos a los bolsillos. Miró a la chica que lo llamó, esta cerró los ojos con fuerza y suspiró. "¿Quieres salir conmigo?"

"No." Fue lo único que dijo y caminó a su salón.

No era para nada popular, pero si se ganaba la atención de algunas chicas lo cuál le molestaba un poco. Entendía que la gente tenía sentimientos pero ¿Por qué por él?

Jamás le había hablado a alguna chica de la escuela y aún así le pedían salir. No tenía sentido para él, no lo conocían para nada. Eso era un poco fastidioso.
   
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tú eres mi otro yo [sunki] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora