1.1 Pasado

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Cinco años atrás.

Con la yema de su dedo contornea la remilgada silueta de su nariz, lo mira removerse antes de que sintiera su fuerte agarre desde su cintura. Qué bien se sentía eso. Era como si ningún peligro fuera lo suficientemente grande si estaban juntos.

— ¿Disfrutando de la vista, m'lady? — preguntó socorrón el muchacho, que si bien, aún no abría los ojos.

—Muchísimo —admitió la contraria, sonriendo como tonta ante el inminente amor que sentía con ardor en su pecho hinchado por él.
Fue hasta entonces que dejó ver su mirada matutina acompañada de una sonrisa ancha en sus labios.

—Despertar a tu lado es lo mejor que puede pasarme en la vida, Marinette. Es como si hubiera sido creado para amarte.

¿Cómo actuar cuando la caricia que te dedica a lo largo de tu figura te gusta? Qué decir cuando lo ronco de su voz te desquicia.
Marinette solo sabía hacer una cosa cuando el hombre de cabellos dorados lograba calentar su alma hasta el último rincón y era entregarse a él con la misma pasión con la que él lo hacía con ella.

***

—Mmm, eso huele riquísimo — dijo al sentarse sobre uno de los banquillos altos haciendo acto de presencia con la camiseta masculina puesta para ocultar su desnudez.
El rubio sonrió para sí, que vestía solo con unos panes frente la sartén.

—Me da alegría escuchar eso, me dice que seré un buen auxiliar de cocina.

Se echaron a reír y mientras él desayuno se preparaba, Marinette optó por revisar su teléfono sosiega hasta que notó el exagerado número de llamadas perdidas de su madre.

— Oh cielos... —soltó tan pronto lo notó—. Quince llamadas perdidas y treinta mil mensajes de mamá —dramatizó la chica.

— Y son solo las diez de la mañana —ironizó el joven que, bajando platos de la alacena junto con algunos vasos, se disponía a servir el desayuno.

— Oh, no, solo son de ayer. Creo que llamaré a Alya para pedirle auxilio.

— O... —murmuró Adrien, llevando los platos servidos a la barra y sonrió pícaro al tomar su asiento frente a ella— Podrías escribirle un mensaje de texto a tu mamá y decirle que pasaste la noche conmigo y estás bien, yo diría que muy bien porque estás más que radiante hoy  —guiñó— no creo que sea tan malo.

Sonrojada y tomando del jugo de naranja servido se aclaró la garganta— Debes estar bromeando....

— Para nada, sí te cuidé bien, ¿No crees?

— Qué modesto me saliste. Sabemos que fue más que eso. —le mostró la lengua en un juego de broma y algunos segundos después, leyendo sus mentes, fundieron sus labios en un cálido y bien recibido beso.

Segundos después, se dispusieron a desayunar, cuando una llamada telefónica entró al dispositivo de Marinette, quién dudó en responder, pero finalmente lo hizo, eran sus padres.
La pareja se miró entre sí, después de tragar con fuerza y ella ofreció una mentira diciendo que surgió una situación con Alya, pero que pronto volvería a la panadería para retomar sus labores.

Adrien está sonriendo burlón y divertido, pero sabía que tendría que irse después del desayuno, así que le ayudó a recoger sus cosas y una vez cumplido el plazo, se despidieron se un beso. De camino a casa, Marinette se pondría de acuerdo con Alya.

***

Se está disculpando con sus padres por no haber avisado ni contestado las llamadas. Tiene la mirada triste, mientras que el mayor de los tres, tiene un deje de molestia y mirada de “debes ser más responsable”, pero, nada de lo cual tener miedo.

Si decides amarme [MLB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora